Cartas y postales que hablan en Terque

De vez en cuando hay que dar importancia a las pequeñas cosas de la vida. Que no es lo mismo que las cosas pequeñas

De vez en cuando hay que dar importancia a las pequeñas cosas de la vida. Que no es lo mismo que las cosas pequeñas. En esta ocasión me refiero a las cartas y postales de papel que se recibían con sumo agrado y mucha ilusión, casi siempre escritas a mano, que se abrían con entusiasmo porque traían noticias de personas queridas, ya fueran de la familia o no.

Entre unas y otras, llegaban las típicas “por avión”, con sus trapecios rojos y azules en los bordes del sobre y con sellos muy raros, de una belleza singular. Otras, las menos, llevaban el luto en una esquina del sobre, acompañado de una estampita con la esquela del difunto. Había cartas de muchos países, algunas de ellas recorrían todo el país antes de llegar a su destino.

Las cartas de la mili, podían llegar de cualquier lugar de España. Estas eran las más esperadas, por razones obvias. Y para cerrar el círculo de las comunicaciones estaban las postales. Preciosas imágenes a todo color de ciudades que ni por asomo habíamos visto nunca, o de paisajes idílicos, o de flores, o de imágenes de una pareja con mirada bobalicona. Todas, unas y otras, alegraban a la España en blanco y negro que teníamos entonces. Siempre o casi siempre eran agradables, con remitente conocido que tenía algo que contar. Algunas cartas y postales aquellas escritas a mano con escritura garrapatosa y una redacción ilegible, a su pesar con mucha personalidad, y otras escritas con caligrafía inglesa como se le llamaba entonces, que nos contaban mucho sin hablar, sin verbalizar palabra alguna. En una excursión sabatina, con el día que poco nos acompañó, ya que la lluvia y la ventisca venía con nosotros, nos llegamos a Terque. A tan solo media hora de la capital, pasados Gádor y Alhama de Almería. Entre sus museos destaca por el tema que me lleva hoy martes, en esta Rambla, al Museo de la Escritura Popular, una visita obligada, especialmente para los más jóvenes, dónde podrán comprobar cómo las ideas y los sentimientos se plasmaron desde siempre a golpe de puño y letra.

Situado en la antigua Casa de los Yebra, en sus salas se hace un recorrido por las historia de la escritura de las clases populares. Desde una escuela, perfectamente acondicionada de aquellos años, los materiales de escritura, los diferentes estilo epistolares, las curiosísimas tarjetas postales de felicitación o de amor en la distancia. Todo esto lo puede ver en los Museos de Terque.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios