La tapia con sifón

Comer a deshora

Pasamar es un nombre muy poco usado de la pota. Que, por cierto, ya no está tan barata

La cada vez más temprana hora de cierre de la hostelería podría hacer el milagro de que los españoles nos acercáramos al horario europeo de comidas y. de paso, a un horario laboral más racional. La jornada laboral europea más habitual es de 9 a 5, con un descanso para un almuerzo ligero, que no nos chocaría demasiado porque ahora también se suele tomar un desayuno bastante consistente a las once o las doce. Permitiría desayunar en familia, llevar los niños al cole y reunirse por la tarde para actividades varias y una cena en condiciones. Lo de cenar temprano nos resulta difícil de aceptar, pero si queremos comer en un restaurante, con una agradable sobremesa, ahora no tenemos otra opción. Como no sabemos cuánto tiempo va a durar este horario, a lo mejor acabamos cenando temprano incluso en casa. No es probable tanto cambio en tan poco tiempo, pero cuesta poco soñar.

Uno de los inconvenientes de pasar la comida principal de mediodía a la tarde-noche es que a ver cómo se arrima uno un cocido antes de acostarse. La opción de olvidarse de los pucheros y potajes que tanto nos gustan no es aceptable. ¿Qué podemos hacer? Pues recuperar los guisos ligeros (ajopollo, cazuelas de fideos, arroces marineros y vegetales, gachas, pimentón…) y aligerar los pucheros invernales. Grandes iconos almerienses como el trigo o los gurullos se pueden hacer ligeros con pequeños cambios. Los gurullos, de por sí, ya son ligeros porque las carnes de conejo o perdiz casi no tienen grasa. Y se pueden hacer con jibia o pulpo. Cualquier cocido que lleve matanza se pude aligerar cambiando casi todas los cortes muy grasos por pata, rabo y/o oreja, con lo que cambiamos grasa por proteína y mantenemos el sabor. Además, si los hacemos con antelación (muchos guisos están más buenos de un día para otro) y lo guardamos en el frigo, la grasa se solidifica en la superficie y se puede quitar con una cuchara. Otra sugerencia: el potaje de trigo de Los Vélez que solo lleva verduras y un sofrito. O el trigo con pota que hacen en Nuestra Tierra, muy rico, enriquecido con la tinta del bicho. Lo único criticable es que, por una discutible cuestión de imagen, lo llaman "falso risotto de pasamar". Pasamar es un nombre muy poco usado de la pota. Que, por cierto, ya no está tan barata. Y da más sabor a los guisos que el "aristocrático" calamar.

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