La tapia con sifón

Controladores sin control

En el caso de la tragedia murciana, si los sistemas antiincendios hay que verificarlos cada año, ¿por qué no estaban en condiciones

Noticia destacada del jueves: el Ayuntamiento de la capital ha ordenado inspeccionar locales de ocio nocturno y salas de fiesta “a raíz de la desgracia de Murcia”. Otra noticia del mismo día: imputadas por estafa dos bodegas de Valdepeñas por vender vinos de crianza, reserva y gran reserva “en cantidades muy superiores a las declaradas al consejo regulador”. Como es lógico, no pretendo equiparar la tragedia de las discotecas con un fraude económico. Pero sí coinciden en que ambas se han producido por falta de control. En el caso de las bodegas, el juez también ha empapelado a las empresas certificadoras y a la Junta de Castilla-La Mancha por no haber cumplido su cometido inspeccionador. Y no era difícil: el juez ha contado las barricas, han multiplicado por 300 (nº de botellas que salen de una barrica) y ha comparado con las botellas vendidas. ¿Por qué no lo hicieron los certificadores y los controladores oficiales? ¡Ah! En el caso de la tragedia murciana, si los sistemas anti-incendios hay que verificarlos cada año ¿por qué no estaban en condiciones? ¿Por qué no se cerraron si había orden de cierre? Se ve que aquí también fallaron o faltaron o prevaricaron los controladores. Volviendo al inicio, ¿por qué se da orden inmediata en Almería de inspeccionar? ¿No están seguros de que se estén llevando a cabo de verdad? Siguiendo en el terreno de la hostelería y las inspecciones, he tenido algunas experiencias, no mías pero sí en las carnes de varios amigos empresarios. Una anécdota no hace categoría, pero se la cuento a ustedes y saquen sus conclusiones. Estaba un día en el desaparecido restaurante Alejandro, y me dijeron que no podíamos acabar lo que estábamos haciendo porque tenían inspección de Sanidad. Al día siguiente reanudamos el trabajo y les pregunté qué tal les había ido. Todo perfecto, hasta el punto de que la inspectora comentó: “Ojalá que la mayoría de locales tuviera las cámaras frigoríficas como tenéis el cuarto de las basuras” (que estaba climatizado a 10º C). Me pregunto por qué se tiró más de tres horas en Alejandro y no aprovechó el día para meter en vereda a un par de infractores. Y apliquemos el cuento a las inspecciones de discotecas, mataderos, bodegas… Por cierto, ¿cómo es posible que haya en mi súper riojas de crianza (12 meses en madera y 6 en botella) a 2,39 €/botella? Se ve que la DOC Rioja tampoco inspecciona mucho.

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