DIBUJOS PARA LA ETERNIDAD

En Goya, el dibujo no es sólo un medio de boceto preliminar para cuadros y obras de más calado

Con el título "Solo la voluntad me sobra", frase escrita por el autor en una de sus cartas, el museo del Prado dedica estos días una monumental exposición a los dibujos de Francisco de Goya. Se exhibe una cuarta parte del corpus gráfico completo del autor, la mayoría perteneciente a los propios fondos del museo y normalmente no expuesto por la fragilidad ante la luz de la obra sobre papel. Es, por tanto, una ocasión única para contemplar la inmensidad de unas obras muy pequeñas en tamaño. En Goya, a diferencia de sus contemporáneos y predecesores, el dibujo no es sólo un medio de boceto preliminar para cuadros y obras de más calado. Muy al contrario, usa mayoritariamente esta técnica como una vía de expresión autónoma y directa, un lugar donde verter sus reflexiones más intimas sobre los temas que le obsesionan de la realidad y de la vida. Para él, por tanto, es un soporte y medio tan acabado y válido como la propia pintura, lo que le ubica una vez más junto a la nómina de artistas contemporáneos de hoy que han colocado el dibujo al mismo nivel de importancia que el óleo u otras técnicas de representación pictórica. En los dibujos Goya vuelca su mundo más auténtico y personal, no solo en su reflexión intelectual y filosófica, que por su asombrosa vigencia en los temas y la óptica en tratarlos le otorga estatus de gran pensador de nuestro tiempo, sino también por la pura expresión plástica y estilística, donde su lenguaje fluye con una autenticidad y singularidad tan propias que emociona hondamente al contemplador. En los dibujos goyescos se manifiesta un acto estético-poético tan original, tan propio, tan verdadero, que pocas veces en la historia del arte asistimos a un "desvelamiento" de la esencia -de la vida y de los seres- de una forma tan pura, tan heideggeriana. Son además, desde el punto de vista de la técnica y el poder de invención, una exhibición de talento abrumadora. Goya dibuja de memoria, solo ante el papel, cuanto imagina, desea o sueña, y lo hace siempre con una facilidad y una capacidad de expresión acojonantes. Es, en este sentido, el mejor dibujante de la historia de Occidente. El libro catálogo de la muestra, primorosamente editado, no incluye ningún texto nuevo de calado, lo que demuestra, una vez más, que ante Goya sobran todas las palabras. Su caso, mejor que ningún otro, demuestra como una sola imagen puede ser lo más turbador y eficaz en la transmisión de emociones y de conocimiento.

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