Con este mismo titular leí en estas páginas, la semana pasada, esa noticia. Por cierto, muy bien desarrollada e incluyendo una foto del modelo de ese DNI que, da la casualidad de que es exactamente igual que el de las personas.

No se si echarme a llorar, a reir, o acercarme a Jerusalén para lamentarme en el conocido Muro de las Lamentaciones; o pellizcarme por si estoy soñando. Así me encuentro desde que vi la noticia. ¡Un sinvivir!

Cuando yo era pequeño y vivía en el Reducto, tenía una perrilla color canela que se llamaba Chispa. Tenía una cartilla de vacunaciones, es decir, una cartulina con casillas para reseñarlas y una chapilla de aluminio que se pillaba en el collar con dos remaches. Además, iban el Veterinario y dos municipales por allí vacunando los perros de balde."Ça c'est tout".

Desde hace unos 15 años, circulan por ahí los microchips, pero parece que eso de implantarles a los perros uno de esos chismes es "poco humano" para ellos.

¡Vaya frase que me ha salido!

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