República de las Letras

¿Fachas en Educación?

No se fíe usted, lector: la Constitución y la Libertad que tanto cacarean es lo primero que suprimirán

Bueno, pues ya tenemos a la ultraderecha metida en un gobierno autonómico. Van pasito a pasito, como hizo Hitler en los años 30 del siglo pasado. ¡Y les han dado nada menos que Educación! El PP, que siempre ha sido gente sin escrúpulos -a su corrupción sistémica me remito-, les vuelve a blanquear premiando a los tránsfugas con consejerías y faltando totalmente al Pacto Antitransfuguismo que firmó con el otro partido de gobierno, el PSOE. en 1998 y que fue reactivado el verano pasado. La vergüenza ha desaparecido de la política.

Así que ya tenemos gobernando a los fascistas. Por ahí se va a la dictadura. Porque si usted, lector, les vota en lo sucesivo sepa que, como sabemos los que ya peinamos alguna o muchas canas, votarles a ellos es poner a este país en camino hacia el franquismo, por más que ese franquismo de hoy sea tatuado y musculado de gimnasio. Es volver a tener que esconderse para hablar de política, a no poder votar. Es volver a la Brigada Político-Social y a recelar del vecino por si es un chivato. Es volver a la Ley de Vagos y Maleantes. Al ultra nacionalcatolicismo aquel de grandes pompas externas y vacuidad total por dentro porque lo importante era mantenerse en el amparo y cobijo del poder del Estado -sepulcros blanqueados les llamó uno que se decía Hijo de Dios-. Es volver a los consejos de guerra sumarísimos contra los demonios con cuernos y rabo -y ahora también con coleta- que son los comunistas y, ojo, contra los socialistas -nadie crea que puede escapar del odio del fascismo-. Votar a los fachas es volver a la censura de prensa, a la televisión de zarzuela, Joselito, Manolo Escobar y Dónde vas Alfonso XII, al secuestro de revistas y libros, a la supresión de la libertad de expresión. Votar a la ultraderecha es reducir a la mujer a la cocina, volverla a atar a la pata de la cama y recluirla en el hogar zurciendo los calcetines del marido, criando a los hijos "que Dios mande" y subordinándola, para poseer algo, a la potestad del macho, primero el padre, luego el marido y, en su ausencia, los hermanos, tíos…, como si la mujer fuese siempre menor de edad.

Y un largo etcétera que usted, lector propenso a votar a la extrema derecha, debe consultar bien antes de arriesgarse a perder la libertad que ahora disfrutan usted, sus hijos y sus nietos.

Ah, y no se fíe: la Constitución y la Libertad que tanto cacarean es lo primero que suprimirán.

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