Algunas cosas merecen poca reflexión y más constricción: “la nota de corte para este año en el acceso a tal o cual titulación es de…”. Esta información, de puro ignorante, debería estar perseguida por ley. Sépase: la nota de corte se establece, siempre, a posteriori. Si para una titulación de 75 plazas sólo hay 75 solicitudes, entrarán todas las personas que lo hayan solicitado. Por tanto, ¿qué es eso de la “nota de corte” para acceder a los estudios universitarios? Pues ni más ni menos que la nota que obtuvo la última de las solicitudes de acceso obtenida en el curso anterior. Por tanto, se trata sólo de algo indicativo. Pero parece que en nuestra “tecnologizada” sociedad el rigor es algo que sólo hay que pedirle al programa Sálvame y sus cotilleos.

Estamos estos días en pleno proceso de evaluaciones para el acceso a la Universidad en Andalucía, y las noticias que escuchamos, ¿de qué van? Pues de pura polémica: que si han preguntado sobre una figura literaria “poco común” (se ve que no aparece en ningún rap, hiperónimo bastardo de música); que si han preguntado de Física en el examen de Matemáticas (porque si ajustas datos numéricos a un modelo que presenta dos móviles que interaccionan entre sí, eso ya no es matemáticas); que si todo un doctor en X ha encontrado una errata en un enunciado en la materia de Y (y así ya tienen garantizada la respuesta-noticia del día siguiente cuando los profes de X le contestan a Y)… No quiero transmitir verdadero asco respecto del tratamiento de la información que se puede desprender de estos días que suponen un punto crítico en la vida de nuestros jóvenes, pero, ¿acaso sólo nos merecemos noticias semipreparadas, análogas (por intrascendentes) todos los años y que inciden en el crecimiento de la desconfianza en el sistema de acceso a la Universidad? ¿Acaso no es más importante reflexionar sobre el hecho, singular, que estamos viviendo: dos universidades privadas se crean en Andalucía? ¿No es más importante que nuestra sociedad reflexione sobre la necesidad o no de ampliar la oferta educativa superior?

La reforma que precisan nuestras universidades dista de ser accesible a quienes actualmente administran la res pública: obsesionados con conceder a la gestión privada los asuntos que huelen a negocio. Porque eso es lo que hay en el fondo de todo: es el verdadero quid del poder; más de 4000 estudiantes están en ello en la UAL.

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