No voy a hablar de fútbol porque como he confesado en alguna ocasión, esa es una más de mis lagunas de conocimiento. Pero educación sí que me enseñaron y algo aprendí. Para ejercer un cargo hay que ser digno merecedor del mismo, y representarlo con el mayor de los respetos a las normas de educación y actuar con toda la educción y el respeto que se merecen, tanto el cargo en sí, como el acto social en el que se está en razón del mismo. Por lo tanto, ser Presidente de un Organismo de ámbito nacional, y estar junto a las primeras personalidades del Estado, obliga a tener aún más educación, dicho como si en cuestiones de educación se pudiera tener mucha o poca, pues o se tiene o no se tiene. Pero si encima el individuo es obsceno, ¡hasta ahí hemos llegado! Digo lo anterior porque el ¿suspendido?, ¿cesado? y retratado Luis Rubiales durante su tocamiento de testículos al final del partido de la final del Mundial de fútbol femenino, que se encontraba junto a la reina Letizia y su hija en el palco, ya hizo méritos para salir por la puerta de atrás de la RFEF. Si lo anterior ya “es de nota” lo que vino después “con el pico” ya es la gota que colma el vaso. No entiendo nada ese comportamiento tan zafio, burdo, y no sé cuántos calificativos más, ninguno de ellos para alabar su comportamiento, se merece.

Con lo fácil que es irse de un lugar, antes de que lo echen a uno. ¿Qué se esperaba?.

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