Ls Meninas y yo

La corte española tuvo en Velazquez a uno de los mejores pintores de la historia

No lo voy a negar. Soy un enamorado de la pintura en general y de Las Meninas en particular. Pocas obras en la historia de la pintura me han suscitado tantas interpretaciones. Asiduo a museos y exposiciones. Muy pocas obras pictóricas representan casi a la perfección el espacio y la luz, logrando un efecto tridimensional que me introduce en la obra cada vez que la visito. El Museo del Prado, ha estado cerrado desde el 12 de marzo 2020, abriendo sus puertas el 6 de junio 2021, una vez finalizado el confinamiento general. Los cuadros y los personajes que los habitan han estado también, como usted y como yo en estricto confinamiento. Salvo durante la incivil guerra nunca había pasado tanto tiempo sin ojos que los mirasen. Ya llego. Hay un momento en el que voy caminando y, de repente, giro la cabeza y allí están, al fondo esperándome. En la sala doce de la pinacoteca, un óleo sobre lienzo, nos invita a la meditación, no solo por sus medidas de 320,5 por 281,5 cm. sino por la profundidad y el espacio, además, la invitación a nuestra alma, que también ansía la belleza. Tiziano, a la espalda; Velazquez, de frente; Goya, a la derecha; Rubens, muy cerca…Todos en su sitio.

Fue el pintor Pedro de Madrazo, autor del primer catálogo del Museo del Prado, quien le cambió el nombre. Las Meninas son las dos damitas que atienden a la Infanta Margarita de Austria, Isabel de Velasco y María Agustina de Sarmiento.

El cuadro fue pintado en 1656, cuatro años antes de la muerte de su autor. De izquierda a derecha tenemos al pintor en el que está pintando a los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, reflejados en el espejo, sin mucha parafernalia, ya que se acabada de firmar la Paz de Westfalia, tras las pérdidas de importantes territorios. En el centro de la composición la famosísima protagonista, una niña de cinco años luciendo un vestido guardainfante (sayo muy ceñido, valona y basquiña) y sus dos meninas. Los peinados, habitualmente, eran protagonistas ya que tenían que guardar proporción con la falda.

A la derecha, conforme miramos la obra, la enana María Bárbola con ropaje similar a la Infanta, y otro enano, Nicolasito Pertusato, con un pie apoyado en el mastín español. En cada detalle se nos susurra el canto a la inteligencia que llegó a pintar el aire.

La corte española tuvo en Velazquez a uno de los mejores pintores de la historia. De su paleta y pinceles salieron los óleos de toda la familia real española.

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