Metafóricamente hablando

Madrecita, María de mi alma

¿Se podían tener hijos a la carta?. Se podía comprar la pobreza de las personas?

Cuando era pequeña, la época que más le gustaba era la Navidad y más concretamente la noche de Reyes. El nerviosismo no le dejaba dormir bien entrada la noche, cuando caía rendida de puro cansancio, después de esperar horas y horas para descubrir su llegada en camellos cargados de regalos. Otra efemérides que le gustaba mucho, era Mayo: el mes de María y de las flores. Las niñas que se preparaban para hacer la comunión iban por las tardes a la Iglesia, para ofrecer flores a María y recitarle una poesía. El primer domingo de ese mes era el día de las madres, y esa ofrenda floral que se le hacía a la Virgen, se les dedicaba a ellas. Niñas nerviosas y sonrojadas recitaban el verso para una madre, que las miraba extasiadas, con lágrimas en los ojos, orgullosas de ver a sus retoños declamar: "mamita querida, mi dulce embeleso, deja que en tu carita de rosa, deposite un beso". Alejando de su mente esos recuerdos infantiles, acabó de comerse la manzana que se había preparado para cenar como una Eva cualquiera, y se dirigió descalza hasta el salón, a ver si encontraba en su canal favorito alguna película que la entretuviese antes de irse a la cama. Como era previsible, en la mayoría de los canales se hablaba de lo único que preocupaba a la gente, la "comidilla nacional" era el tema de la maternidad subrogada. Ni qué decir tiene que había opiniones para todos los gustos, incluida ella, que sentía el choque violento entre una mente abierta y moderna, y una serie de convicciones morales difíciles de remover. Se podían tener hijos a la carta?. Se podía comprar la pobreza de las personas?. Cuál era el límite de la manipulación genética: evitar hijos con malformaciones, elegirlos rubios, morenos o de ojos claros como su actor preferido?. El tema a debate superaba todos los límites de su razonamiento, que seguía encerrado entre la ignorancia, las dudas y los tabúes. Entre grandes dosis de somnolencia y aburrimiento, se quedó dormida, pero su mente siguió enhebrando datos. El próximo domingo era el día de las madres y se preguntaba si esos hijos de la maternidad subrogada, tenían claro a quién dirigirle la poesía: A la propietaria del óvulo fecundado, a la que lo gestó o a la que lo adoptó? La pregunta no era baladí, puesto que solo una de ellas tendría la "carita de rosa en la que depositar el beso". Entre tanta ensoñación le asaltó una duda, que casi la despierta: cuando concurriera la madre adoptiva, con la abuela biológica en una misma mujer, como le llamaría: mamá o abuela? Y lo peor de todo es que se perdía un regalo, ya no valdría eso de ir la mañana de Reyes a recoger los regalos que le habían dejado en casa de los abuelos….Qué pesadilla! Y otra cosa, los hijos de la abuela adoptante, eran hermanos o tíos? Y los de la gestante, eran familia suya? Se despertó aturdida por el fuerte golpe que se dio en la cabeza, al caerse del sofá.

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