Quieran o no quieran aceptarlo los dirigentes y sus asesores, consejeros, informantes, y demás cohorte que tienen a su alrededor, la cosa está chunga. Tengo la impresión de que lo más importante que hay para ellos es la imagen: el corte de pelo, el cuello de la camisa, la anchura de la corbata, el gesto ensayado al hablar, y demás zarandajas, porque del fondo de las cuestiones aquí nadie, o casi nadie para no exagerar, habla.

Del fondo de los problemas, nada. Y los tenemos de todo tipo: sociales, económicos, políticos, administrativos, educativos a todos los niveles, medio-ambientales, y de cualquier sector al que te acerques.

Parece que no se enteran de que hay sucesos que, aunque aparentemente no guarden ninguna relación con otros, son una especie de "aviso a navegantes", como es el caso del incendio de los montes de Málaga. Es distinto, voraz, desmesurado, si se me permite la expresión: "acongojante". Y nada es casualidad. Todo es una consecuencia de algo anterior.

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