El medio y el ambiente

Marketing de marchantes

No soy quién para decirle a nadie lo que tiene que hacer, pero sí que soy libre de expresar, con respeto, mi pensamiento

Cuando la Economía se llamaba Comercio, las operaciones mercantiles se llamaban tratos y los que los hacían, marchantes. De esa época es un chascarrillo cuyo objetivo era transmitir enseñanza de marketing. Recuerdo el relato del marchante que tenía un burro de mal genio y quería venderlo en una feria de ganado, y para ello se llevó a su hijo, cuya misión era llorar cuando su padre dijera de vender el burro. Consiguió venderlo y en la siguiente feria lo visitó el comprador. Y llegados a este punto había dos finales: en el 1º el comprador empieza a lamentarse de lo malo que era el burro y cómo lo había "llevado al huerto", y el vendedor le contesta: siga Vd. así que va a venderlo pronto. Y en el 2º final: el comprador, lo saluda y le pide que le preste al niño para vender el burro.

Este relato no se le cuenta a los alumnos en las cátedras de marketing, pero como yo no estoy en ninguna sí que lo cuento porque enseña las dos visiones del negocio: la negativa que es la lamentación y la positiva que es cuestionarse ¿cómo salgo de este lío?.

No soy quién para decirle a nadie lo que tiene que hacer, pero sí que soy libre de expresar, con respeto, mi pensamiento. Y éste es que más vale la actitud positiva de salir del hoyo que la negativa de lamentarse por haber caído, entre otras razones porque el empresario que diga que no se ha equivocado nunca, lo más seguro es que mienta o no haya saboreado el triunfo de salir del hoyo. Esa es una de las razones por las que en los USA, país emprendedor por excelencia, no sólo se excusan los fracasos y errores, sino que al que los sufre se le cuentan como puntos en su haber.

Mientras escribo estas líneas está próxima a comenzar una reunión de más de cien empresarios españoles que inaugurarán dos "chavales con experiencia": Amancio Ortega y Juan Roig. De su perfil público se deduce que son muy parecidos, que han triunfado y que ellos sabrán su vida íntima que como su nombre indica es íntima. Y de la pública se deduce que en algunos aspectos coinciden con algunos enunciados de Benedicto XVI en su carta encíclica Deus Caritas Est, tales como: "El amor -caritas- siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa. …//…Siempre habrá sufrimiento que necesite consuelo y ayuda. Siempre habrá soledad. …//… El Estado …//… no puede asegurar lo más esencial que el hombre afligido -cualquier ser humano- necesita: una entrañable atención personal".

Para eso es buena muestra la filantropía y generosidad de unos y la labor de personas como las monjas de la calle Alcalde Muñoz. ¡Seamos positivos!.

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