Carta del Director/Luz de cobre

Messe Berlín, la feria

Con la campaña de invierno en decadencia, el sector se presenta e Berlín como la despensa de la vieja Europa

El martes comienza en Berlín Fruit Logistica, la feria de las frutas y hortalizas por excelencia, con permiso de Fruit Attractión. La Messe llega en abril, dos meses después de su calendario habitual por la pandemia. El empeño de los organizadores y la necesidad, casi perentoria, de que el sector se encuentre dos años después y haga una puesta en común bien merece un retraso.

Las empresas de la provincia llegan a la cita berlinesa con gran parte de los deberes hechos. La COVID-19 ha supuesto un impasse en el que nadie ha estado parado. Al contrario. El sector primario ha superado, y con nota, una de las pruebas más duras a las que ha podido ser sometido, posiblemente en toda su historia. La capacidad de trabajo, el espíritu de superación y el compromiso con los consumidores, con todos nosotros, les ha llevado a dar lo mejor de si mismos, mucho más de lo que cabría esperar, para darnos de comer en los momentos más complicados del coronavirus, cuando el "bicho" estaba desbocado y cuando el desconocimiento y la vacuna aún eran proyectos embrionarios.

Con la campaña de invierno a punto de culminar, alargada por el buen comportamiento de las pizarras, el sector hortícola de Almería se presenta en el escaparate de Berlín, con más razón que nunca, como la despensa de la vieja Europa.

La capacidad de trabajo, la sofisticación de las tecnologías y el empuje de aquellos que cada día trabajan en el invernadero, nos permiten afrontar los nuevos tiempos, la nueva normalidad o el regreso a la vida, con certificado de garantía. De las dificultades hay que extraer aquellos aspectos de los que hemos aprendido para aplicarlos con éxito en el futuro.

La campaña está siendo, en palabras de aquellos que forman parte de la cadena, desde el agricultor hasta la distribución, una de las mejores de los últimos cinco años. En torno al mercado confluyen una serie de elementos, todos ellos positivos, que permiten al cultivador observar las pizarras y sonreír. Esto no significa que la mayoría estén en verde. Quizá no todo los productos, pero si una buena parte, tienen precios para hacer caja.

Pero no está todo hecho. El incremento de costes, provocado por el precio de la energía, ha encarecido la mayor parte de los insumos que conforman el entramado de los cultivos. Sin este contratiempo hasta es posible que los precios aún estarían un peldaño por encima. Pero no nos engañemos. Los males endémicos que aquejan a nuestro campo siguen presentes: escasez de agua, concentración de la oferta, competencia desleal de países terceros, escasas ayudas y compromisos de la administración... Un abanico de contratiempos en los que hay que seguir trabajando y perseverar para que su incidencia en los precios finales de las hortalizas sean los deseados. El control, por mucho que nos cueste, debe estar en nuestras manos. Nunca en las de advenedizos o interesados.

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