Ming Yi Chou, color

Las obras de Ming Yi Chou no solo reivindican la belleza y el equilibrio, sino que también nos convida a reflexionar y meditar

El artista taiwanés, residente en Sevilla, Ming Yi Chou, presenta en MECA Mediterráneo Centro Artístico una selección de las obras que pertenecen a su última serie Color. Para esta exposición, Fernando Barrionuevo, comisario y director de MECA, ha seleccionado 14 obras que darán vida al proyecto "Color".

Ming Yi Chou se formó en diseño gráfico en su país natal, obteniendo en 2010 el primer Premio de Imagen Digital en la Bienal de Arte Gráfico de Polonia. Se doctoró en 2008 por la Facultad de Bellas Artes de Sevilla con su tesis sobre Stanley Hayter, artista que, a la postre, será clave en su obra.

Como artista plástico, destaca por su obra colorista y viva que combina la tradición china junto con la española, estableciendo un diálogo entre las texturas geométricas, los colores vibrantes que cobran fuerza en cada una de sus pinceladas; los signos y el propio lenguaje de la caligrafía que se desata en el tapiz y que renombra la superficie sobre la que se desliza. El autor, también nos evoca a través de sus obras los paisajes, como composiciones, más cercanas a la esencia que a la realidad, en las que prima el concepto, origen de la naturaleza, y su equilibrio rítmico sobre la representación.

Ming Yi Chou proyecta en su obra una perspectiva diferente y acertada de los preceptos visuales del minimalismo. Los readapta al nuevo orden conceptual al que se enfrenta la sociedad urbana actual, donde la descripción se ha transformado en el eje fundamental visual del ser humano. Siguiendo de una forma u otra, las premisas establecidas por Peter Halley, entre otros.

En su dominio por la estética fractal, Ming Yi Chou rechaza la linealidad euclidiana y se enfrenta al caos, como única solución personal.

Para el autor, el fondo plano solo es el presentimiento de la fuerza del trazo del artista, acaso la efervescencia del color, de la textura, de la esencia del trazo geométrico contra la materia, que observa la superficie y estalla, creando una realidad que subyace de las arquitecturas ineludibles que condicionan a su vez el urbanismo, la organización social, el mundo que le rodea.

Las obras de Ming Yi Chou no solo reivindican la belleza y el equilibrio como parte de su discurso, sino que también nos convida a reflexionar y meditar. A buscar una respuesta en el placer que se apresurar sobre las mandíbulas, con el tacto inquebrantable, con la belleza, la armonía y las reflexiones que nos suscitan.

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