Ciudadano A

Iván Gómez

figomez@elalmeria.es

ORGULLO

Almería es una provincia solidaria y ejemplar con gestos y comportamientos inolvidables cada día

Tengo que decirlo alto y claro. En plena infoxicación sobre esta epidemia global que ha provocado una psicosis colectiva y ha cambiado la historia moderna de la humanidad, con una permanente vorágine diaria de noticias que destripan todos los puntos de vista del confinamiento y del nuevo escenario que nos ha generado esta pesadilla, quiero detenerme a poner en valor la solidaridad a raudales de esta provincia. Porque somos bombardeados cada día en redes sociales por todo tipo de pirotecnias, demagogias políticas infames, memes y bulos, pero hay poca materia prima sobre el comportamiento de una tierra ejemplar desde el primer día de cuarentena que va mucho más allá de que aquí sean menos los estragos del virus. Estamos rodeados de gestos y acciones inolvidables a diario. En un mundo enfermo que se vuelve a rehumanizar, la sociedad indaliana no ha sido ni indolente ni indiferente ante la plaga del Covid-19 y las actitudes irresponsables se pueden contar con los dedos de una mano.

Toda crisis encierra sus luces y sombras, pero en Almería podemos sentirnos satisfechos, sin bajar en ningún momento la guardia, por una gestión de la pandemia que reafirma nuestra identidad y autoestima. Sabemos estar con los que más nos necesitan y me faltarían páginas para relatar todo lo positivo de un esfuerzo colectivo sin precedentes. Costureras y estudiantes elaborando artesanalmente mascarillas y viseras, fábricas cerradas produciendo geles y equipos médicos, comerciantes chinos y empresarios locales donando sus materiales a los hospitales, policías nacionales bailando el "Chuchuwa" a los peques de la Vega y guardias civiles cantando por su cumpleaños a un niño de Albox, el jeque del Almería librando más de un millón para esta batalla, transportistas duplicando horas de trabajo al volante para llevar sus mercancías a supermercados y farmacias, agricultores cosechando de sol a sol para que no pare la huerta de Europa y cientos de voluntarios de Cruz Roja, Cáritas y Protección Civil llevando la compra a los mayores y alimentos a las familias sin recursos.

Sin olvidarnos de gestos excepcionales como el de los trabajadores de la residencia de la FAAM que se han confinado con sus usuarios por su bienestar sacrificando la vuelta a casa cada día con sus familiares. Y qué puedo decir más de nuestros sanitarios que son los más expuestos a la enfermedad y no han perdido la sonrisa. Nada ni nadie nos podrá compensar tanto sacrificio, ni los fallecidos de esta epidemia, ni los recién nacidos que estarán meses sin los besos de sus abuelas, ni esos cumpleaños sin niños, ni entierros sin familiares ni autónomos sin ingresos. Pero la solidaridad que está demostrando esta provincia, que ha sacado toda su artillería y está echando el resto para neutralizar la propagación letal del coronavirus, es la mejor receta frente al reto sanitario y después tocará superar el colapso de la economía. Pero tengo que decirlo alto y claro, siento ORGULLO con mayúsculas de ser almeriense.

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