Libertad Quijotesca

Politizar y fiscalizar la Historia

No somos responsables de lo que hicieron. Somos responsables de como lo reconstruimos, trasmitimos y conservamos

Nox fugit históriae lumen dum fulget Iberís” Las tinieblas desaparecen, cuando brilla para los iberos la luz de la Historia”. Este es el lema de nuestra Real Academia de la Historia. Fue fundada por Felipe V (1683, Versalles, Francia-1746, Madrid) mediante Real Cédula Fundacional de la Real Academia de la Historia y el Diccionario Histórico-Crítico Universal de España: “El objetivo final de esta Institución sería el de aclarar la importante verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por la ignorancia o por la malicia, conduciendo al conocimiento de muchas cosas que oscureció la antigüedad o tiene sepultado el descuido” (18 de abril de 1738) La historia es el ámbito de conocimiento primordial para la humanidad. Vive en todos los campos del saber, al igual que en la educación, cultura y la articulación del imaginario colectivo. Los une y ordena, facilitando su compresión, aprendizaje, crítica, investigación y regeneración. Sin duda razonable no hay pensamiento ni civilización. Se imponen el sometimiento, ignorancia y barbarie. Historiadores y humanistas deben regirse por su deontología, ética, profesional. Responsabilidad cívica, política, sin la que la democracia no puede existir. Tácito, en el siglo I d.C. explicaba con toda claridad los peligros de la naturaleza humana y el poder: “En un Estado corrupto se dictan muchas leyes. La ambición de dominio es más ardiente que todas las demás pasiones”. La crisis de civilización que vivimos se debe a la ambición de dominio. Todo se politiza. Por eso sus valedores, tienen que dominar la historia e imponernos su relato ideológico. Julián Marías es uno de los grandes pensadores de la Hispanidad. Nos dice “Entiendo por politización algo muy preciso. No la política. No la ocupación política, que es absolutamente necesaria…No el interés por lo político, sino poner la política por delante de todo. Cuando se produce la politización, se olvida todo lo demás…Y ante un hombre o ante una mujer, nadie se pregunta si es inteligente, si es buena persona…Lo único que importa es saber si es de izquierda o de derecha. Esto naturalmente, perturba las cosas. Cuando esto ocurre se deja de entender… Se deja de estimar de acuerdo con los valores efectivos. Se produce un deterioro de la convivencia inmediato. En España esto fue particularmente claro”. Buenos Aires, 19 de julio de 1983.

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