El medio y el ambiente

LA SOCIEDAD INFLUENCIADA

Al final todo se reduce a convivir, pensar, compartir yser austeros, que no tiene nada que ver con ser miserables

D IGO yo que si hay influencers que viven de su influencia es porque la sociedad se deja influir. Para ser más claro: como la sociedad no es un ente abstracto, ya que está formada por personas humanas, que se dice ahora, en realidad no es la sociedad la que está influenciada, son determinadas personas las que lo están. Ahora si me queda más claro.

¿Por qué y para qué se dejan influenciar por esos influencers? Unas veces por vagancia mental: no quieren hacer el esfuerzo de pensar. Otras ocasiones, porque desgraciadamente, no tienen capacidad de discernir y, por lo tanto, les resulta cómodo que alguien les diga lo que tienen que hacer.

El problema viene cuando se ve que un alto porcentaje de estos influyentes viven de su influencia y, por lo tanto, "algo tienen que sacar" de la misma, que unas veces es conseguir que sus seguidores compren tales ropas, o que vayan a comer a tales restaurantes, o que no dejen para mañana lo que puedan disfrutar hoy tomándose unas copas en tal establecimiento.

¿Cuáles son las consecuencias para sus seguidores? Pues que unas veces gastan lo que no les permite su economía, otras veces, que están más pendientes de conseguir esos placeres efímeros que en trabajar para conseguir la pasta gansa necesaria para adquirirlos y, por lo tanto, se convierten en compradores compulsivos sin ser conscientes de ello. Y como al final acaban tirando de tarjeta de crédito, cuando no de esas otras que circulan por ahí con unas liquidaciones de intereses que te tiran de espaldas, terminan con problemas de todo tipo con consecuencias fatales: juicios por impagos, ruinas materiales, problemas psicológicos y, en general: pleitos y adicciones.

De lo dicho anteriormente se desprende que la prevención y la solución, son las de siempre: más cultura, más conocimiento, más tratarse con la familia, más inquietudes que no sean un nuevo móvil o un nuevo coche, menos tarjetas de crédito y, en resumen, ponerle más sentimientos a la vida y al trato con los demás y, sobre todo tratar, hablar, escuchar, a personas de carne y hueso, en vez de a imágenes en la pantalla del móvil.

Al final todo se reduce a convivir, pensar, compartir y ser austeros, que no tiene nada que ver con ser miserables, pero si con calibrar las consecuencias de nuestros actos. O sea, disfrutar más de lo que tenemos a nuestro alcance que de lo que acabamos de comprar sin necesidad y sin dinero.

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