Almería huele y suena a Semana Santa. Los claveles y las rosas inundan las iglesias en los pasos que procesionan por la tarde. Y su perfume embriaga un ambiente que adquiere también un nuevo color, el que da la recién estrenada primavera.

Olor también a la cera derretida que hace chirriar las ruedas de los coches que por las mañanas siguen su senda. Olor a ese incienso que los monaguillos esparcieron la noche anterior. Y los olores se pueden confundir con los sonidos. Suenan tambores alegres y tristes. Estos te rasgan el alma. “Son tambores de luto”, porque esos sonidos también reflejan un sentimiento de pena y tristeza.

Suenan los gritos, las palabras de aliento, los cantos de saetas, los aplausos en las “levantás”. Suenan las músicas de las bandas de cornetas y tambores. Partituras bellísimas, muchas de ellas, de Abel Moreno. Inmenso. Suenan y huelen tantas cosas en nuestra Semana Santa que podemos identificarla con los ojos cerrados. Basta un latido de nuestro corazón para saber que estamos dentro de ella.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios