República de las Letras

Tamayazo bis (2)

El transfuguismo es una de las lacras de la Democracia. El PP se ha beneficiado de ello en varias ocasiones

Deben de estar indignados los demócratas del PP. Porque habrá demócratas en el PP, digo yo. ¿O no los hay? La dignidad es un principio que requiere gran entereza en estos tiempos. Un político indigno –¡hay tantos…!– es una lacra para la democracia. El indigno antepone sus intereses personales a los de la nación. De hecho, se mete en política conducido por esos intereses propios, no por ningún otro. Sustraerse a la tentación es tarea ardua para los políticos de verdad, tan necesarios. Pues bien, estos son los que digo que deben de estar indignados con aquellos de sus dirigentes que están llamando al transfuguismo en el PSOE cuando se vote en el Congreso la investidura, ahora imposible, de Feijoo. El transfuguismo es una de las lacras de la democracia. Al PP le valió la presidencia de la Comunidad de Madrid cuando “el tamayazo” y más recientemente repitió la jugada en Navarra y Murcia. En esos casos se subvirtieron los resultados electorales y el PP consiguió sus objetivos con trampas y trapacerías. Lo que tampoco es raro en el PP después de que dijeran no saber quién era un tal M. Rajoy que aparecía en los llamados papeles de Bárcenas.

Feijoo acusa a Sánchez de cometer fraude electoral porque la amnistía a los independentistas del Procés no figuraba en su programa. En ese supuesto fraude basa el fraude electoral que él quiere cometer ahora llamando a los diputados socialistas al transfuguismo. Amnistía, por cierto, ha habido ya en la etapa democrática después de aquella del 77. Hubo otra, ya en el 86 –pero no se le llamó amnistía–, a los militares de la UMD. No hay nada como la memoria histórica.

El caso es que están desesperados en el PP. Van a perder la investidura. Ya han perdido dos veces: en la votación para la Mesa del Congreso, con la elección de Armengol para la Presidencia, y en la implantación de las lenguas cooficiales en las Cortes, en la que el Gobierno cosechó 180 votos y PP-Vox sus solos y escuetos 170. Así que de nada les va a valer la pataleta de la Plaza Felipe II.

Por eso llaman al transfuguismo. Transfuguismo que está harto difícil: la votación de investidura es por llamamiento nominal y a viva voz. Tanto los que no comparecieran como los que votasen a favor de Feijoo o se abstuvieran serían clamorosamente señalados y apartados para siempre de la política. Pero, claro, es tan compleja y débil la condición humana… Y, a veces, tan indigna…

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