Valle-inclán escribió en Luces de Bohemia: "España es una deformación grotesca de la civilización europea…en España el trabajo y la inteligencia siempre se han visto menospreciados. Aquí todo lo manda el dinero…en España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser un sinvergüenza". Corría el año 1920 y casi un siglo después a evidencias vistas, escaso es lo que aprendimos de nuestros errores. ¡Que espectáculo están dando nuestra élite política, sus patrocinadores y patrocinados! Melpómene, musa de la tragedia, se ha tomado unos días de libre disposición porque está al borde del colapso. Se comprende, no hay quien aguante tanta infamia y mediocridad. Representación insufrible de actores sobreactuados y sin vocación ni respeto por el escenario que pisan. Mucho rímel, poses arrogantes, palabras huecas y soniquetes desafinados. Los españoles y España les importan un comino. La realidad les es pomposamente indiferente. Este nihilismo político, la nada en cuanto a principios morales y responsabilidad social compartida, da como fruto mera ruina.

La ciudadanía, la llamada sociedad civil, está atrapada por los partidos políticos, impidiendo que sea consciente del poder que puede y debe ejercer. Los artículos 77 y 87 de nuestra Constitución se refieren a la participación e iniciativas legislativas ciudadanas. Hay que reformarlos ya que limitan ampliamente las materias que se pueden tratar. En más de treinta años solo se ha aprobado una ley mediante iniciativa popular. Olvidan que la representación pública es un compromiso con la sociedad y con la nación, no un privilegio a modo de grotesca pernada.

Es urgente reformar la Ley de Partidos y la Ley Electoral. Del mismo modo hay que reformar el Estado de las Autonomías, y por encima de todo, renovar nuestro Estado Nacional, o lo que es lo mismo, nuestra democracia, La política es el parlamentarismo, cuyo significado es la negociación, el acuerdo, e incluso vivir con nuestro enemigo, si quieren llamarlo así. Sin parlamentarismo solo existe el totalitarismo, la corrupción, el abuso y el esperpento. España forma parte de este mundo contradictorio e imperfecto, no tiene la exclusiva de la fealdad ni de la belleza, tampoco de las luces ni las sombras. Heroico y miserable como la naturaleza humana, es nuestro hogar y merece la pena, las alegrías y el esfuerzo. Gobernarnos es nuestra responsabilidad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios