Tierno Galván, 35 años después

Fue alcalde de Madrid, la etapa culminante de su trayectoria política e intelectual, fruto de los comicios municipales de 1979

Hace dos días se cumplió el trigésimo quinto aniversario de la muerte en Madrid de don Enrique Tierno Galván, para los madrileños y todo el socialismo de grata memoria, cada día añorado por más, aunque solo sea por la "comparanza" de su figura y personalidad con los horrores en uso de estos últimos años socialistas.

Ha pasado a la historia bajo el apodo que le puso su discípulo predilecto, Raúl Morodo, de "el viejo profesor". Y eso de debe a los doce intensos años que marcaron su vida docente como cátedro de la Universidad de Salamanca, donde impartió clases en pleno franquismo (1953-1965). Precisamente éste último año, junto con los detractores del régimen José Luis López Aranguren y Agustín García Calvo, fueron sancionados con la separación de la docencia. No solo se dedicó a ésta, sino que rápidamente se trasladó al activismo político e inquietudes ideológicas. Constituyó la Junta Democrática de España, una amalgama contraria al régimen dictatorial donde convivían el Partido Socialista Popular, del que fue líder, el Partido Socialista Obrero Español y el Partido Comunista de España. Fue elegido diputado por Madrid en las primeras elecciones democráticas celebradas en junio de 1977, liderando su proyecto político. En abril de 1978 el "viejo profesor" integró al PSP dentro de las filas del PSOE, llegando a ser presidente honorario del mismo. Dijo a los militantes que "la unidad socialista ya es un hecho irreversible, que culminará con la firma del acta de unidad. Es doloroso pero esperanzador de cara a conseguir los objetivos socialistas para nuestro país"

Su figura poliédrica destacó por sus aspectos paternal y festivo cuando siempre había sido lo contrario, un castellano viejo, un hombre distanciado de lo inmediato y un intelectual excepcional.

Tierno Galván cerró aquel recordado mitin en la plaza de toros de Carabanchel, como si se tratara del mejor Curro Romero, donde paró, centró y mandó.

Fue alcalde de Madrid, la etapa culminante de su trayectoria política e intelectual, fruto de los comicios municipales de 1979. Elogiado por su gestión, que dirigió hasta su muerte el 19 de enero de 1986. El día de su entierro, más de un millón de personas salieron a las calles por donde pasaba la comitiva, colapsando todo el centro de la capital, al grito de "Tierno, amigo, el pueblo está contigo".

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