Vecinos ruidosos y molestos

Ni que decir tiene que la mayoría de pleitos entre vecinos derivan de los ruidos molestos y persistentes

Los ruidos en las comunidades de propietarios generan una casuística inagotable. Cada uno de nosotros nos hemos encontrado con casos de lo más variopintos: desde "conciertos" de algún instrumento, a música a todo volumen, o ladridos de perros varios que no cesan. Según decía Chesterton, somos nosotros quienes elegimos a los amigos y quienes nos ganamos enemigos, pero a nuestros vecinos nos los pone Dios. O el diablo. Y no hay otro remedio que tenemos que pechar con lo que nos toque. ¡¡Tal como suena!! El tema de los vecinos incómodos, comedias televisivas aparte, es uno de los "leitmotivs" y común denominador en las conversaciones habitualmente. Quien no lo sufre, lo ha sufrido alguna vez, todos conocemos a alguien aquejado de esta dolencia, una de las de peor pronóstico en la vida cotidiana urbana. Pues si incómodo resulta soportar a vecinos con escaso sentido de la convivencia y del respeto, por muchas leyes que están dictadas, por muchos acuerdos que se tomen en las juntas de vecinos o por "esos toques de atención" a los ruidosos con cierta manos izquierda para no molestarlos", conseguir liberarse de esos "molestos" ruidos es "predicar en el desierto". Ni que decir tiene que la mayoría de pleitos entre vecinos derivan de los ruidos molestos y persistentes. Sea porque los actuales materiales de construcción hacen más cierto que nunca el proverbio de "las paredes oyen", sea porque nos hemos vuelto más celosos de nuestra intimidad, el caso es que las quejas y denuncias amistosas van en aumento. Nos faltaba el confinamiento que padecimos, como para no tener paciencia con la contaminación acústica. Alguno de ustedes, amigo lector, dirá: Más paciencia, por favor? El principio regidor del buen vecino "no hagas lo que no te gustaría que te hicieran a ti, y no hagas a los demás lo que te molesta a ti" debe presidir las relaciones entre vecinos de la misma comunidad, ya que el problema de las ruidos vecinales es subjetivo. Y es que descorazona encontrarse, recién llegados a la comunidad, tras haber escogido el piso en "una zona tranquila", con vecinos faltos de sensibilidad, escasos de sentido común y desconocedores de la "política de buena vecindad". Vecino es, en principio, un prójimo en quien presuponemos nuestros mismos intereses comuneros. Como decía Hesiodo: "Un mal vecino es una calamidad; un buen vecino es un tesoro"

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