Carta del Director/Luz de cobre

El agua más cara, la que no se tiene

La agricultura intensiva o bajo plástico reclama más agua y, a ser posible de calidad, para aumentar la rentabilidad

El agua más cara es la que no se tiene". El eslogan, acertadísimo, es de la Comunidad de Usuarios de la Comarca de Níjar (CUCN). Define, con rotundidad, la situación por la que atraviesa la agricultura de la provincia durante gran parte del año. La escasez continuada, la sequía pertinaz, la sobre explotación de los acuíferos, desaladoras sin concluir o infrautilizadas y el todavía no logrado uso de las aguas residuales recicladas, nos sitúa en demasiadas ocasiones al borde del colapso.

Según en qué zona de la provincia usted tenga su explotación el precio del agua varía de forma notable, no tiene acceso al líquido elemento aunque pueda pagarlo o no es rentable su uso.

Vamos por partes. En los Vélez claman contra Confederación Hidrográfica por no haber limitado aún las extracciones procedentes de sus acuíferos, que han puesto en jaque la sostenibilidad de la zona. Y no es que desde aquí nos opongamos al desarrollo de una zona con excelente futuro en temporada veraniega para el cultivo de hortalizas como la lechuga, el brécol (brócoli) o la sandía, sino que urge el control del gasto para no convertir este vasto territorio en un desierto.

En comarcas como el río Nacimiento, Alto Andarax o Almanzora, el precio, unido a la carencia de infraestructuras que reduzcan el consumo en paralelo al mantenimiento de la producción, está llevando al abandono de cultivos, especialmente el olivo y el naranjo, ante la imposibilidad de pagar precios desorbitados por una hora de agua, que luego no se rentabiliza en el cultivo. En la comarca de Tabernas la sequía es endémica. La escasez, unida a la baja calidad, está llevando al abandono de tierras en favor de los parques solares.

Y luego está la agricultura intensiva o bajo plástico. El verdadero motor de esta provincia en los últimos 50 años, que clama por agua de calidad. No importa tanto el precio, que sí, sino que cuando los cultivos estén a pleno rendimiento abran el grifo y mane en la cantidad y calidad suficiente como para que la producción no se vea afectada.

Y es ahí donde estamos. En el proceso de permanente revisión de consumo y oferta, con la desaladora de Carboneras a pleno rendimiento y esperando la ansiada ampliación; con los trasvases del Tajo y Negratín a la baja por la escasez de lluvias en las cuencas cedentes y con proyectos aún por consolidar como la de Rambla Morales; la de la capital con sólo dos de los ocho bastidores operativos; la de Villaricos anegada y sin fecha de recuperación de los trabajos y la de Balanegra, creciendo en capacidad, pero todavía con posibilidades de avanzar.

Hitos todos en proceso de revisión, con la sostenibilidad como objetivo a alcanzar y conocedores de que si el precio del agua se puede pagar porque es rentable y sostenible, urge que contemos con ella.

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