Es un tío singular, uno de esos seres humanos que te alegra que el Apóstol Santiago pusiera en tu camino. Con una txapela calzada al f inal de cada etapa, uno se espera que te diga que ha nacido en Beasain o Ermua. ¡Qué va, es de Gramanet y tiene familia en Roquetas! Un fenómeno, un personaje al que unos peregrinos a los que adelanté en Negreira, de camino a Muxía, definieron como: "El maño loco ése". Claro, es que en su mochila también va colgada una bandera aragonesa, con referencia a la Virgen del Pilar. Lo dicho, un español de pura cepa. Pero tiene un defectillo, que no de fábrica, sino como consecuencia del maldito fútbol. Tiene la rodilla hecha fosfatina. Cuando me operaron del LCA, a él ya se lo habían reconstruído cuatro veces. Aún así, sube O'Cebreiro al trote, con su mochila, su manta de tocino y su bota de vino. La rodilla se le ha vuelto a ir, los tornillos de la chota también los perdió hace tiempo y por eso, antes de la revisión de chapa y pintura, por delante un Maratón de Madrid y un Camino Olvidado.

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