Desde no se qué ministro a no se qué ministra, pasando por su jefe, no paran de darme consejos, normas de conducta, ocuparse y preocuparse de mi futuro, y de dictar normas para que, según ellos, yo sea feliz. Como procuro no ser desagradecido, les doy las gracias por, preocuparse por mi bienestar, pero, de paso, les pido que se dediquen a su verdadero trabajo: legislar con respeto a la dignidad de las personas; aplicar la normativa vigente con total honorabilidad y rectitud; cumplir con sus obligaciones sin que haya sospechas de sectarismo ni de favoritismo; tener claro que los ciudadanos que votamos somos mayores de edad y tenemos vida privada, por lo que cuanto menos se metan en ella, mejor.

Así que, cuanto más trabajen en ese asunto que se llama gobernar, magnífico, porque con crear y difundir recetarios de cocina, labor que debe ser muy importante, sobre todo para quien los hace y lógicamente los cobra, no creo que disminuya mucho el desempleo juvenil, por ejemplo

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