El carajal de la Niña, el Niño y ..

Aunque ya puestos y para carajal de carajales, la regulación sanitaria de Madrid, resulta insuperable

O OCASIONALMENTE comento algunos Días Mundiales festejados por la ONU ya que aluden a temáticas de interés universal con el loable fin de sensibilizarnos ante tanto reto como tiene la humanidad pendiente, siempre pendiente, de mejorar. Un hábito que afronto sin empacho desde la idea, quizá ingenua, de que opinar en público solo tiene sentido cuando media el compromiso de reflexionar en comùn sobre las cosas de la vida o de ayudar a la comprensión cívica en asuntos al alcance de cada columnista. Aviso que viene al caso hoy, día 11 de octubre, declarado por la ONU como el Día Mundial de la Niña, para concienciarnos sobre sus derechos y los desafíos a los que las criaturas se enfrentan en este mundo irredento. Lo que no me parece mal, desde luego, pero que sí me intrigó que se relegara al Niño en tan noble propósito, salvo que se usara como genérico el femenino, tan en boga. Pero no, el caso es que veo que existe otro Dia Universal, pero éste solo ya del Niño, a celebrar el próximo 20 de noviembre, con el propósito, dice la web de la ONU, de conmemorar los derechos de la infancia y los aniversarios de la Declaración de los Derechos del Niño, de 1959 o la Convención de sus Derechos de 1989. Y nada tengo que objetar a tanta gala, por lo demás bien merecida. Pero si como decía en las columnas se escribe para reflexionar juntos, al menos algunos, bien estará que se alabe lo positivo sin dejar de criticar con igual gallardía lo criticable, como hoy me parece este carajal de Días que la ONU propicia desigualando, y por ende separando sin motivo entendible, el Dia a la Niña del Día al Niño, puesto que sus derechos y dignidades es lo que se conmemora. Y eso sin merma de otros Días Mundiales, como el del Maltrato Infantil (12 de junio), de la Agresión al Niño (4 de junio), el de la Juventud (12 de agosto), del Trabajo Infantil, etc. Cada uno tendrá su porqué, y lo que abunda, en tema tan delicado, además, ni sobra ni mata. Pero miren, en el caso de la distinción del Día de la Niña o del Niño, creo que institucionaliza una diferenciación perversa y censurable: la que alude solo al don fisiológico de tener vaginita o carajito. La que relega la naturaleza de lo que prima por encima de cada genitalidad, que es la persona, sin distinción de sexo y merecedora de la misma dignidad y respeto. Aunque ya puestos y para carajal de carajales, la regulación sanitaria de Madrid, resulta insuperable.

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