El callejón del gato

La casta de Podemos

Lejos quedan los tiempos en que apareciera Podemos, como un partido con savia nueva

Lejos quedan los tiempos en que apareciera Podemos, como un partido con savia nueva, para cambiar el rumbo de la historia de España. Cada día que pasa se asemeja más a las formaciones que confundía en un mismo bloque formado por la casta. Como suele ocurrir en cualquier otro partido, la semana pasada se han producido hechos que demuestran que en su seno fluyen las intrigas propias de cualquier organización política con ambición de poder. Carolina Bescansa, fundadora del partido y diputada, ha provocado una conmoción al difundir en su canal de Telegram el borrador de una propuesta con la que pretendía destronar al secretario general Pablo Iglesias en connivencia con Íñigo Errejón, otro de los pilares sobre los que se construyó la formación, apartado de la portavocía del Congreso y relegado a una segunda fila. La respuesta de Pablo Iglesias ha sido inmediata compareciendo en rueda de prensa acompañado de Íñigo Errejón y Ramón Espinar para anunciar la candidatura `primero a la presidencia de la comunidad de Madrid, pero poniendo las cosas en su sitio. Textualmente ha dicho Pablo Iglesias: "He escuchado a Íñigo y confío en él para ser el candidato de Podemos a la comunidad de Madrid". Y ha sido esa frase del líder de Podemos lo que me parece más significativo para destacar su verdadera naturaleza. Quién manda, manda. Ya se acabaron aquellas reglas del juego prometidas para configurar la estructura orgánica y mucho menos para confeccionar una lista de cara a unas elecciones. Aquellos movimientos asamblearios, aquellos círculos abiertos a la participación de los militantes de base pasaron a la historia. Es Pablo Iglesias quien tiene atribuciones para quitar y poner con el dedo índice a quien se le antoje. Íñigo Errejón será candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid sólo y exclusivamente porque el líder confía en él, o sea que ya se puede andar con ojo porque, en el momento que deje de ser persona de confianza, peligra su futuro. Otro hecho aislado, oscurecido por el relato de las intrigas palaciegas, se ha producido en las filas de Podemos y me refiero a la vuelta del PP a la alcaldía de Alicante gracias a una tránsfuga que, sin disimulo alguno, vendía su voto a cambio de un sueldo. Y para rematar, leo con asombro que Teresa Rodríguez, la dirigente de Podemos en Andalucía, invita al PSOE a sumarse a la confluencia de izquierdas. ¿Pero esta mujer no era la que decía que con el PSOE ni muerta? Vivir para ver.

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