El medio y el ambiente

Me gusta el fado

Quizás sea por algo tan sencillo como es el hecho de que la historia, historia es. Y el futuro, futuro es. O más bien: será

Con "Grândola, vila morena / Terra da fraternidade / O povo é quem mais ordena / Dentro de ti, ó cidade / […]" comienza la mítica canción de José "Zeca" Afonso, autor de canción protesta contra la dictadura salazarista. La traigo a colación porque he querido escribir estas líneas el domingo anterior a su publicación, por ser 25 de abril, día en que se celebra el aniversario de la "Revolución de los claveles" de Portugal, y cuyo día tengo por costumbre comenzar escuchando dicha canción por lo que representa de mirada al futuro de un país.

Me gusta mucho el fado, y le tengo especial afecto a Portugal. Además, su revolución del 74 provocó en mi generación "un bulle bulle" acrecentado por la edad y situación física del general, del cual se decía que no entendió nunca el hecho de que fuera un grupo de capitanes, quienes a las 22:55 del día 24 sincronizaron los relojes al comienzo de la canción "E depois do Adeus" de Paulo de Carvalho, que había representado a Portugal en el Festival de Eurovisión unos días antes, con objeto de coordinarse para salir de los cuarteles a las 00:25 horas del 25 de abril, al son de «Grândola, Vila Morena», canción prohibida por el régimen salazarista. El otro hecho del que se decía que nunca entendió el general, fue lo de los claveles en los fusiles, así como que sabía con antelación lo que iba a pasar por información directa del general Spínola a su sobrino, y cuyo único comentario fue "parece que va a pasar algo en Portugal" al terminar un consejo de ministros. Desde luego muy hablador no fue.

Al poco tiempo el general falleció y España hizo su transición a la democracia. Mi generación la creía terminada, pero que al cabo de "una panzá de años", tanto "alguna gente nueva", como dicen los actuales "culturetas", como otros de mi edad, que han estado callados todos estos años, han descubierto que ni eso fue una transición a la democracia, ni esto es una democracia, ni lo va a ser hasta que ellos den por finalizado el proceso de cierre de unas heridas que sufrieron directamente sus tatarabuelos o sus bisabuelos. O sea, otra ocasión en la que se empeñan en ir pendientes del retrovisor. Con esa praxis, no entiendo cómo no le piden a los franceses daños y perjuicios por la ocupación de España, ni cómo no nos piden compensación alguna los Países Bajos.

Quizás sea por algo tan sencillo como es el hecho de que la historia, historia es. Y el futuro, futuro es. O más bien: será. En medio queda el efímero presente que debe usarse para gozarlo y, como mucho, para ayudar a construir el futuro que se desea. ¡Qué torpes son!

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