El barro, las cenizas, el llanto, y la desesperación. La injusticia y el abuso. El robo, la mentira y la brutalidad. Ignorancia y fanatismo. La esclavitud y la miseria moral y material. El hambre y la enfermedad. La muerte en vida. Una existencia miserable con un miserable fin. Esta es la alquimia de quienes, carentes de moral y respeto por la vida, se apropian del poder. Son los ingredientes que emplean las personas que abordan la política para imponer su dominio a sus semejantes. Ambiciosos que ningunean la historia y la duda razonable. Fanfarrones que se juegan nuestras vidas arrojándonos a la arena del circo para que les sirvamos a sus fines. Amaneció el 24 de julio y España parece un circo romano al gusto de Calígula, Nerón, Cómodo o Domiciano. Está claro que los bestiarios de este circo son el pistolero “el gordo” y un convergente conveniente prófugo de la justicia. Dicen que quieren hablar de “naciones sin estado”. Naturalmente, y sin sujeto político ni ley. Eso sí, la fiestecilla de las naumaquias se la pagamos los españoles. Las barracudas y tiburones ya los ponen ellos. ¿Dónde están los patricios de Ferraz, 70 y Génova, 13? Recogiendo su gloriosa cosecha. Va siendo hora de que en España todos nos hagamos responsables de nuestras acciones y deserciones. Porque la grey política sale del seno de nuestra sociedad. Todos los actores del poder patrio son fruto del pueblo español. Ya no quedan escondites. No he podido resistirme a recordar una de las escenas más interesantes de Gladiador (Ridley Scott, 2000) entre los senadores Graco (Derek Jacobi) y Falco (David Schofield) Roma, Cómodo Antonino Augusto es el emperador (180-192 d.C) El senador Falco lleva en la mano uno de los panfletos que anuncia luchas de gladiadores en el Coliseo. Se reúne con Graco en una taberna del Foro. Tiene otro panfleto sobre la mesa “Falco: Juegos, 150 días de juegos. Graco: Es más listo de lo que creías. F. ¡Listo! Roma entera se reiría de Cómodo si no le temiera a los pretorianos. G: Temor y asombro, poderosa combinación. F. ¿Tú crees que el pueblo se sentirá atraído por esto? G. Creo que él sabe lo que es Roma. Roma es la plebe. Les ofrecerá magia y la plebe se distraerá. Les quitará su libertad y seguirán rugiendo. El corazón que late en Roma no es el mármol del Senado; es la arena del Coliseo. Él les ofrecerá la muerte y ellos le amarán por ello”.

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