El callejón del gato

La lectura

. Hasta un preso puede utilizar la lectura como un bálsamo para aliviar su condena

He leído y oído tantas versiones sobre lo que el Gobierno ha hecho o no ha hecho, sobre lo que tendría que haber hecho y no hizo, y sobre lo que hace o no hace debiendo hacerlo o no hacerlo, que he tomado la determinación de ahorrarme atender cualquier opinión, ya sea de palabra o por escrito, que se refiera al tratamiento político del coronavirus. Tanto sabio a mi alrededor impartiendo su teoría infalible, me agobia. Escuché la declaración institucional del Presidente del Gobierno y cualquier otro discurso me sobra, me limito a cumplir las medidas decretadas por el estado de alarma. Ahora en la situación de clausura domiciliaria que respeto a rajatabla, recurro a una afición que siempre me ha parecido de lo más provechosa. Me refiero a la lectura. Hasta un preso puede utilizar la lectura como un bálsamo para aliviar su condena. Recién terminada "Stoner" una novela recomendada por Muñoz Molina en uno de sus artículos, cuyo autor, John Williams, hasta entonces era un desconocido para mí, me decido por un libro que desde hace tiempo reposa en mi mesa quizás porque el nombre de su autor tampoco me sonaba y el título, desde que me lo aconsejaron, no despertó mi interés. Se titula "La mujer justa" y su autor es Sándor Marai. Leo una reseña sobre su argumento y se tata de una narración a tres voces, tres puntos de vista, tres sensibilidades diferentes para desentrañar la misma historia. Tres monólogos descritos por los tres personajes principales que conforman la novela. Para decidirme a leerla probablemente trabajó el subconsciente. Que un artículo de Muñoz Molina despertara mi interés por la obra de un autor desconocido que hoy yo recomendaría, incitó mi disposición a abrir la primera página de "La mujer justa" correspondiendo a la recomendación de un amigo. No me equivoqué, el libro me ha enganchado y ya voy por la mitad. Hasta ahora sé que se trata de tres personajes, un matrimonio y una tercera persona, que se relacionan de distinta manera y cada uno expresa sus sentimientos desde su punto de vista. Ya he leído la parte que corresponde a la esposa y estoy enfrascado en la versión del marido. Es domingo, interrumpo la lectura para escribir este artículo y cuando le ponga el punto final, continuaré leyendo hasta que comience la rueda de prensa de los ministros delegados para ejercer las funciones del Real Decreto del Estado de Alarma. Sobre el COVID-19 lo único que me interesa es lo que diga el Gobierno.

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