El medio y el ambiente

Los nuevos incendios forestales

Si en el aire hay mucha porquería, pues una porquería choca con otra porquería

Cuando yo era un zagal, la cerveza de barril que consumíamos en La Flor de la Mancha era DAMM, y los barriles eran, en sí mismos, una obra de arte, de madera y pesaban un quintal. Y no exagero. Eran de 60 litros. La operación más difícil era "pincharlos" con el espadín, pues la maniobra requería sincronización de ambas manos para que el mismo no saliera disparado hacia arriba, percance que ocurría en alguna que otra ocasión, pues el barril, de por sí, tenía en su interior una buena presión. Para terminar con el tema: "me llena de orgullo y satisfacción" poder decir que, con unos 12 años pinché mi primer barril, y la maniobra me salió perfecta. ¡Toma ya!

Con los años, y las enseñanzas de don Francisco Guil en el Instituto, y Pardo y Fernando Caballero en la Facultad, aprendí lo de la energía interna almacenada en un barril de cerveza por razón del CO2 "a presión" que había en el interior del mismo, y que provocaba que la cerveza tuviera una alta entropía, lo cual daba lugar a que tuviera muchas ganas de liberarse y salir del barril "follá viva", como decimos en Almería.

Es decir, lo que pasa en el interior de la materia, lo desordenada que está, lo alterada que está, se mide con la entropía. Si en el aire hay mucha porquería, pues una porquería choca con otra porquería y como consecuencia de esos choques la porquería se calienta, y ese aire se va calentando y por lo tanto tiene más entropía.

Así que si se prende un árbol, y el aire de alrededor está como el Cabo de Gata cuando el agua parece un espejo, el árbol se quema despacio y el fuego no se extiende más allá de las llamas, que será poco. Si el viento sopla, entra oxígeno en las llamas y éstas se avivan. Pero además, si por encima del árbol hay aire que está "revolucionado", "lleno de mierda procedente de lo que quemamos" y por lo tanto con una alta entropía, cuando el incendio alcanza una de estas "bolas de Aire" es cuando se producen los pirocúmulos, que no son ni más ni menos, que una bola de aire totalmente loca en su interior, con las partículas que nosotros hemos lanzado hacia arriba chocando unas con otras y que en cuanto les llega la llama arden con mucha virulencia y rapidez, y se producen esas bolas de fuego que están como para pasar por allí con un avión. Mal sobre mal.

Eso es lo que hemos provocado nosotros. Y mientras más tiempo sigamos sin sembrar desde estanques líquidos con biomasa, a bosques: aunque sea de esparto para empezar a regenerar los suelos, retama, albardín y aromáticas, iremos de mal en peor. Y hacer eso ¡es barato!

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