Mañana puede ser el día que marque el final de la carrera de Sánchez. El Congreso verá por primera vez en su historia una votación de ley que beneficie al propio fugado de la justicia. Lo que está claro es que ni el caso Koldo García ha movido de su asiento o ha hecho reflexionar al presidente, pero posiblemente, y sin saberlo, el pacto con el señor Puigdemont será su propia tumba en la política. Ceder en todo hace que ahora Junts tenga la sartén por el mango. Fíjense lo poco que tardó el expresident de la Generalitat en contestar tras el acuerdo: habrá sí o sí “autodeterminación”. Es decir, en un sentido hay un gran paralelismo a cuando un perro marca con su orín su territorio. Que se preparen los asesores, el equipo de comunicación y algún psicólogo que trabaje en presidencia. Los quebraderos de cabeza serán terribles y es el que realmente se convertirá en el enemigo de verdad. El afán por seguir siendo presidente y el jefe de todo ha hecho que la bajada de pantalones le salga cara. Será su fin y quedará como el socialista que hundió al partido. Algo parecido reflexionan muchos históricos socialistas. Algunos piden que haya un ‘akelarre’ interno para parar los pies al secretario general. Siempre ha habido algún dilema interno y eso es lo que tiene que haber en un partido, pero lo que hay ahora mismo allí es como estar con el mismísimo Kim Jong-un. El único que lo está intentado es Emiliano García-Page, pero ya se sabe lo que le pasa, ladra por la mañana hasta que recibe la llamada para que recule. Si alguien quiere algún cambio, se tendrá que hacer desde la misma militancia que genere un presión infinita, porque un peso pesado tiene su futuro escrito si entra en estado de rebeldía. Que sepan los de Ferraz que su jefe verdadero ahora será Puigdemont, que marcará la agenda e incluso los acontecimientos políticos. El ‘Koldogate’ se quedará olvidado, pero lo que nos viene será algo insólito e impensable. Primero, como dije, serán los catalanes y luego vienen los otros amigos vascos. Una ley con consecuencias futuras ya previstas, igual que se dijo en su día también con la ley del ‘solo es sí’. Comienza la cuenta atrás para que Sánchez obedezca a todo o que le legislatura se acaba antes de verano.

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