Un nuevo capitulo más para apuntar en la nueva edición del ‘Manual de resistencia’ de Pedro Sánchez. Quién le iba a decir que el que fue su mano derecha, el señor Ábalos, iba a tener un gran problema con el famoso aizkolari y asesor Koldo García. Si no tenía poco con sus pactos escandalosos con sus socios, ahora le salpica en toda la cara el primer caso de corrupción del Gobierno. Recuerdo que ese lema, el de la anticorrupción, fue el del secretario general de los socialistas para quitar del juego a Mariano Rajoy. Ahora la historia le toca a él, pero el problema es que al que fuera ministro de Transportes le gusta el reto y el juego.

A pesar de que la ejecutiva de su partido le ha dado un ultimátum, para así blanquear como sea la marca de Ferraz, Ábalos se aferra a su acta de diputado y se pasea por los platós de televisión con cara de angustia afirmando que él no se podría imaginar lo que ha ocurrido. Lo fuerte es que dice que si fuese ministro dimitiría pero como diputado, no. Entonces ¿qué tipo de responsabilidad es esa? No se entiende. Lo que sí les digo es que no me gustaría ser la almohada del presidente del Gobierno, si antes era la amnistía ahora esto.

Un caso, que algunos lo tildan ya como ‘koldogate’, que puede salpicar a ministros como Ángel Víctor Torres o a la mismísima presidenta del Congreso, Francina Armengol. Una trama que como siga sacando datos puede estar muy podrida y ahora sí que sí la legislatura pende de un hilo. Principalmente porque Yolanda Díaz se crecerá y le estrujará. Lo que pasa es que la gallega luego se contenta con cuatro firmas del presidente, pero el problema una vez más, y como dicen de los que saben de la temática, será el señor Puigdemont. Le exigirá aun más y le subirá el listón del y yo más. Una jugada que, por desesperación de Sánchez, puede salir bien. Hace una semana les dije que la amnistía era difícil.

Al menos que diese el visto bueno el señor Bolaños, pero ahora el chantaje de Junts puede llegar a niveles incluso públicos en la misma Cámara Baja. Veremos caras muy desencajadas y un PP, tras la resaca de las elecciones gallegas, al que viene al pelo para aprovechar un voto en alza. Esto hoy miércoles, mañana igual cambia la película.

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