CON ACENTO ANDALUZ

¿Somos polígamos o monógamos

Sería un error encasillar al hombre o mujer como candidatos a la depredación sexual; ambos lo son, cada vez más en la actualidad

C ONSCIENTE de la controversia que suelen originar temas de este tipo pero, como siempre digo, que no deberían, y menos en una sociedad teóricamente "desarrollada", me he dispuesto a escribir unas cuantas líneas acerca de una de nuestras raíces sexuales. La palabra monógamo (ma) significa básicamente "casado o emparejado con una sola persona" o "animal que se aparea con un solo individuo". No son pocos los expertos que aseguran que el ser humano fue originalmente un ser polígamo, pero que se volvió monógamo por diferentes razones. Es un aspecto que, al menos yo, lo tengo clarísimo desde joven, más aún observando, escuchando, reflexionando y anotando diferentes pensamientos y conductas socio-sexuales a mi propio alrededor. Ya de por sí, desde el punto de vista de la misma historia, fueron pocas las sociedades antiguas que apoyaban la monogamia como base social, por más que algunas de ellas practicaran una "aparente" monogamia en los hogares. La poligamia, por su parte, todavía es permitida en diferentes culturas y no es sancionada por las leyes. Sin embargo, en nuestra sociedad occidental todavía es vista como una figura muy controversial, anti-ética y como mera vulneración a la relación de pareja. En este sentido, en términos prácticos, tiene tanto partidarios como detractores. No obstante, casi todos los científicos aseguran que la mayoría de los seres vivos, entre ellos el ser humano, son polígamos por naturaleza; más aún si sumamos que los primates no forman parte del grupo.

Nuestro factor genético, determinados efectos de los neurotransmisores y hormonas, el estado emocional, la búsqueda de experiencias nuevas ligadas a la necesidad de aprender, los cambios sociológicos, culturales y tecnológicos, etc, pueden guiarnos a la hora de entender nuestra "base secreta". Lo que está claro es que, queramos entenderlo o no, somos un "todo" al respecto, que ha sido literalmente sometido a pautas culturales de control de diferentes tipos a lo largo del tiempo. Por otro lado, sería un error encasillar al hombre o mujer como candidatos a la depredación sexual; ambos lo son, cada vez más en la actualidad.

Este artículo lo escribe, no alguien que no cree en el amor; sino alguien que, bajo sus experiencias, tiene ya bastante clara y definida esa idea tan amplia, relativa, abstracta, ilimitada y personal de lo que se considera "amor"... y "sexo"...

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