Al primero que pase

Formamos parte de una nueva sociedad que busca entre los contenedores de basura, con 70 años a la espalda de trabajo

En estos últimos días -bueno, disculpe usted, mi querido lector, en estos últimos años, incluso décadas-, la matraca, porque otro nombre no tiene, que nos han estado dando sobre el futuro de las pensiones, ha sido siempre advirtiéndonos de su inviabilidad.Este es el último bocado que falta por masticar y triturar por parte de la maquinaria neo liberal capitalista para, por fin, tener a su merced la gran masa social que será el elemento fundamental del sistema esclavista del S.XXI: los trabajadores. Siempre recuerdo cómo han destruido y finiquitado el sistema educativo y sanitario, para transformarlo en el adefesio sistémico que tenemos y que disfrutamos a diario.

Esto es lo que pasa precisamente con el fondo de pensiones. En primer lugar, porque se ha saturado con las prejubilaciones anticipadas. Antes se retiraban los trabajadores a los sesenta y cinco.

Las grandes corporaciones y los grandes sectores históricos industriales han adelantado las jubilaciones de los trabajadores a los cincuenta y cinco años y no han sido capaces de proponer un plan ni ninguna alternativa que evitase el colapso del sistema de pensiones. A esto hay que añadirle la política de no contratación de mayores de cuarenta y cinco años. Es mejor y más práctico para las grandes empresas emplear a jóvenes cualificados por cuatro perras y estallarlos a horas extras sin retribución, que pagar la experiencia y la profesionalidad. Total, no importa, el sistema económico es especulativo, no productivo: somos sus monedas de cambio.

Despojado del sistema de pensiones, mi estimado lector, qué le queda al ciudadano: ¿Una pensión privada? Que al rescatarla hay que pagar al Estado un veintiuno por ciento de lo ahorrado, cuando lo que se ha estado generando de intereses durante toda una vida ha sido un máximo del dos por ciento.

¿Aspiramos a un subsidio? Cuando el trabajador ha estado cotizando entre un veinte y un cuarenta por ciento de su salario, para sostener una seguridad social, una educación y un sistema de pensiones o subsidios incompetentes e ineficaces. ¿Mendigamos? Formamos parte todos, después de haber estado todo la vida trabajando, de una nueva sociedad que busca entre los contenedores de basura, con setenta años a la espalda de trabajo, un chusco, un trozo de pan que echarse a la boca.

¿Qué hacemos? Estas elecciones tenemos la posibilidad de cambiar algo nuestro futuro o, por lo menos, no dejárselo en bandeja al primero que pase.

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