Yo sí quiero líderes

No es cuestión de no tener líderes, lo que hay que tener es luces. Se puede y se debe tener líderes y conciencia crítica

Estos días pasados escuchaba a representantes de ONGs en la Cumbre de Glasgow contra el cambio climático, planteando la necesidad de que no hubiese líderes con los que identificar personalmente a las iniciativas ciudadanas, de modo que no se pueda atacar a sus principios y tesis a través de las críticas ad hóminem. Concretamente, todo venía a colación de las críticas a Greta Thunberg, activista ambiental, de dieciocho años que es diana de múltiples ataques hacia su edad, su incompleta formación, su carácter, y tantas cosas que será de interés criticar cuando de ganar una batalla se trate: en la guerra le vale todo al poderoso.

A veces creo que hay gente que, de inocente, raya lo imbécil: ¿el enemigo va a dejar de criticarte porque seas capaz de dotarte de una coraza que no revele tus puntos débiles? ¡Pues ya se los inventará si fuera necesario! Los líderes surgen de forma natural, son el resultado de vivir auténticamente el momento. Por eso, se trata de personas corrientes; con tantas contradicciones como tú y yo.

Líderes no faltan, porque son imprescindibles: los produce la propia vida, la práctica cotidiana. Y en estos tiempos en los que la Naturaleza nos hace una llamada tan imperativa, los encontramos, como siempre, perdiendo la vida. Corren la suerte del mártir: muchas veces será el aguantar que hablen mal de ellos; otras muchas alcanzarán con la pérdida de la vida. Son muchos de los mártires de hoy. En Sudamérica no faltan casos de personas a las que se les es arrebatada la vida porque enfrentan el uso abusivo y la sobreexplotación de las tierras por intereses de grupos muy concretos cercanos a élites políticas. Y claro, la respuesta de quienes somos solidarios desde aquí, desde la distancia, va desde la sorpresa hasta pensar en que se puede trabajar sin líderes. Les pasa a estos individuos como a ese partido que va de mal en peor desde que afirmó que "nuestro partido no tiene ideología", creyendo así ganar el Centro. Esto define a esta sociedad líquida que nos rodea: tan difícil resulta ya crear escalas de valores que confundimos a las personas y sus circunstancias con los valores concretos que han de vivirse. Porque los líderes nos indican por dónde, pero nuestra conciencia crítica es la que discierne nuestra elección final. Así que no es cuestión de no tener líderes, lo que hay que tener es luces. Se puede y se debe tener líderes y conciencia crítica.

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