La soledad de los mayores

Al ser seres sociales por naturaleza, el sentimiento de soledad no deseada es difícil de sobrellevar

La soledad es la enemiga de la felicidad y casi siempre de la salud también. La epidemia del siglo XXI. Así se conoce popularmente a la soledad, un sentimiento que puede aumentar el riesgo de muerte prematura en un buen tanto por ciento de mayores, según un estudio realizado en los Estados Unidos. Estos estudios sociodemográficos sobre la soledad ponen de manifiesto que es en la vejez cuando este sentimiento es prevalente.

Hay dos grandes facetas de la soledad: estar solos y sentirse solos. Hay personas (pasa también en personas de mediana edad) acompañadas que se sienten solas y personas solas que se sienten acompañadas. Lo que prima es el sentimiento. Y el tema es grave porque incide en lo más preciado de la persona: la felicidad.

La soledad lo que arrastra como principal ingrediente es la tristeza. Es muy difícil que la persona que esté sola sea feliz. Le falta algo esencial para una vida razonablemente grata como es la comunicación. Es curioso que en una época como la que vivimos, dominada por el imperio de la comunicación, sea una época en la que domina la incomunicación sentimental entre las personas. Al ser seres sociales por naturaleza, el sentimiento de soledad no deseada es difícil de sobrellevar y sume a la persona en un miedo profundo. Una persona que esté sola va a envejecer mucho más rápido, su cerebro se va a deteriorar. Además, va a entrar en una dinámica de melancolía, de depresión.

Es significativo que en todas las culturas uno de los mayores castigos al individuo que ha cometido un delito, es apartarle, encerrarle, aislarle, impedirle la relación con los demás. También, se puede argumentar que es necesario que el individuo esté solo para que se pueda encontrar consigo mismo. Para crecer también necesitamos estar solos y pensar en nosotros, sobre nosotros. Para mirar a nuestro interior, para meditar, necesitamos sosiego, calma y soledad. Es muy positivo tener a lo largo del día algún rato de silencio en que hablemos con nosotros mismos.

No obstante hay que tener amigos, y cultivarlos. Es algo esencial en nuestras vidas, pues nos enriquece y nos introduce en un mundo en común. En definitiva, levantarse cada mañana y poder decir ¡¡NO ESTOY SOLO!! Y no tener que entonar el triste verso de Gabriela Mistral: "Me voy de ti con tus mismos alientos. Me voy de ti con vigilia y son sueño".

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios