Sostenía Hannah Arendt que no es el presente el que conduce al futuro: es el futuro el que conduce al pasado.

Lo peor de la democracia es su tendencia a defraudarnos. Una tendencia tan vieja como la misma democracia.

Si llueven piedras en el tejado del bando contrario, hay que ser idiota para no aprovechar la ocasión y hacer escarnio.

Al dejar claro lo mucho que le disgusta la memoria histórica, Díaz Ayuso demostró que lo que la repele es la Historia.

Supongo que en un mundo ideal a ningún consejero se le ocurriría decir que la educación puede ser un obstáculo.

Las formaciones extremas como Vox y Bildu condenan toda forma de violencia para no condenar ninguna.

La apuesta de Susana Díaz implica el desarrollo de políticas que no difieren mucho de las actuales.

No sé a quiénes quieren representar sus señorías con estos modales, pero en mi casa no se habla así.

El alunizaje que hace 50 años parecía abrir las puertas del futuro se recuerda hoy con discreta nostalgia.

Lo único que tiene sentido es la prevalencia del arma arrojadiza, por más que quien tira la piedra quede en ridículo.