Sociedad

Tras el 'Prestige', los pellets: el nuevo enemigo ambiental que golpea a Galicia y la costa cantábrica

Voluntarios buscan pellets en la playa de Modorra en Pontevedra / Europa press

Superado el impacto del trágico vertido de petróleo en su día del Prestige, la emblemática costa gallega, punto de encuentro de peregrinación mundial y reconocida internacionalmente por sus playas, se ha visto una vez más golpeada, junto a otras regiones del Cantábrico, por un nuevo vertido contaminante que pone en alerta la salud ambiental del litoral. Su minúsculo tamaño, la flotabilidad, la perdurabilidad y el riesgo de llevar contaminantes asociados, como pesticidas o filtros solares, son algunos de los ingredientes que conforman las diminutas bolas de plástico que son los pellets, el nuevo gran enemigo ambiental que se extiende por la costa septentrional española.

En diciembre, un vertido de pellets de plástico procedente de contenedores del mercante Toconao, de bandera liberiana, cayó en aguas del Atlántico por el impacto de las olas, al norte de Portugal, y el material ha alcanzado ya a varias zonas del litoral norte español. La coordinación de medios para limpiar el vertido, altamente contaminante según los expertos, dada la peligrosidad de estas diminutas bolitas que acaban siendo ingeridas por los animales marinos al confundirlas con alimento, ha causado muchos enfrentamientos a nivel político, especialmente entre el Gobierno de Galicia, en vísperas de elecciones, y el Ejecutivo central.

Por motivos meteorológicos, el gobierno gallego en sus últimas declaraciones dijo que es necesario intensificar la vigilancia porque en las próximas horas está prevista la llegada de borrascas que podrían favorecer el empuje de los pellets hacia la tierra. En el marco de esta crisis, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, reprochó a la Xunta estar reclamándole unos medios que casi triplican los que pidió en su día con la trágica marea negra del Prestige.

Dos voluntarios recogen pellets en la costa gallega Dos voluntarios recogen pellets en la costa gallega

Dos voluntarios recogen pellets en la costa gallega / EFE

En 2002 tuvo lugar el desastre del derrame del petrolero del Prestige, que se partió en dos y se hundió frente a las costas de Galicia, cargado con más de 70.000 toneladas de crudo. En el caso ahora de los pellets, dada la toxicidad del plástico en cantidades tan diminutas, también representan un problema ambiental muy grave. Cuanto más pequeño es el material, más peligroso resulta, coinciden los científicos.

Es una "irresponsabilidad" sin embargo, según Ribera, que el gobierno gallego esté pidiendo "todos los medios de salvamento marítimo" del país para hacer frente al desastre porque el resto quedaría desprotegido ante posibles emergencias graves que pudieran surgir. La ministra reiteró su disposición "máxima" a la colaboración con el Ejecutivo gallego, pero dijo que tendrá de ser mutua, en "las dos direcciones". En el ámbito científico, los expertos advierten de la toxicidad ambiental de los pellets porque pueden permanecer mucho tiempo hasta degradarse en partículas diminutas formando microplásticos de enorme longevidad.

El peligro para los organismos marinos es por un lado su ingesta y por otro el daño causado por químicos asociados, según los expertos. Hay contaminantes habitualmente en muy bajas concentraciones en el ambiente que sin embargo se pegan a las paredes de los pellets. Eso provoca que se concentren allí, y los hace más peligrosos para los organismos marinos que los ingieren, explicó Alicia Herrera, investigadora de excelencia "Viera y Clavijo" en el grupo de investigación EOMAR IU-ECOAQUA de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Se ha hablado de que algunos aditivos pueden llevar filtros solares y algunos pueden ser muy tóxicos.

Pero "incluso aunque no los llevaran y se tratara de compuestos más inertes, como el PET, estos plásticos actúan como esponjas que acumulan otros contaminantes presentes en el medio marino". Así lo señaló por su parte Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), tras añadir que lo acumulado por los pescados, lo acumulan los humanos "también al ingerirlos".

Estas pequeñas esferas plásticas vertidas al mar son altamente persistentes en el medio natural, y dada su flotabilidad pueden ser dispersadas por las corrientes, lo que hace muy difícil su recuperación, afirmó a su vez, Carmen Morales, investigadora de excelencia del área de Ecología del Instituto Universitario de Investigación Marina de la Universidad de Cádiz.

"Con el tiempo, parte de ese plástico llegará a las costas, como ya se está viendo, y otra parte quedará fuera de la vista, bien porque ha sido transportado mar adentro o porque al aumentar su densidad acabará hundiéndose, enredándose con materia orgánica o enterrándose en los sedimentos", concluyó.

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