Personajes

Eduardo Trías: "El cine andaluz y sus profesionales están que se salen"

  • El director y productor asegura que el cine andaluz actual no tiene ni el más mínimo complejo, y que los cineastas andaluces son cada vez más apasionados, universales y creativos

El director de festivales y productor y director de documentales, Eduardo Trías

El director de festivales y productor y director de documentales, Eduardo Trías / Rubén García Felices

Eduardo Trías Sánchez-Nieves nació en Sevilla el 13 de febrero de 1961, estudió derecho y se licenció en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid en 1988. Cuenta con cerca de treinta y cinco años de experiencia en el sector audiovisual y ha ocupado cargos relevantes en la Administración pública de Andalucía. Fue cofundador y subdirector de la Andalucía Film Comission, subdirector y director de la Fundación Audiovisual de Andalucía de la RTVA y, durante ocho años (2006-2013), director del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. También ha sido director del Almería Western Film Festival (AWFF) durante dos temporadas (2019-2020). Fue vicepresidente de la Plataforma Cultural Andaluza, miembro de la Academia de Televisión y de las Ciencias y Artes del Audiovisual de España y de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, como también de la Academia de Cine de Andalucía, y pertenece a la Asociación de Escritoras y Escritores Cinematográficos de Andalucía (ASECAN). Actualmente es gestor cultural y asesor en Spain Film Commission y en distintos proyectos nacionales e internacionales. Ha dirigido Rodar en andaluz (2016-2021), una serie documental de cuatro capítulos que profundiza en los últimos 40 años del cine producido en Andalucía. En lo que respecta a su vida personal, está casado desde hace 20 años con Marina Unceta, con la que tiene una hija. Sus aficiones son todo lo que tiene que ver con la imagen: el cine, la fotografía, la publicidad, el diseño, la moda, los videojuegos, etcétera. Aparte de la lectura, la música, la jardinería, las antigüedades, el deporte, viajar, la escritura y la cocina.

R. G. F.: ¿Cuándo comenzó tu pasión por la fotografía? ¿Y por el cine?

Eduardo: Desde pequeño ya me apasionaba la imagen; yo era aficionado a la fotografía por mi abuelo, que tenía una Kodak Brownie nº 2. Con 19 años empecé a estudiar derecho, a la vez que trabajaba como camarero en bares de amigos para tener mi propio dinero y porque me parecía divertido, gran escuela de relaciones públicas, y con ese dinero me compré mi primera cámara: una Olympus OM-2. Pero, de inmediato comencé a hacer fotografías con ella y me iba muy bien, así que dejé derecho y un trabajo que tenía en el Registro Mercantil para irme a Madrid, sobre el año 1982; y a los cinco años de estar allí me licencié en la carrera de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense, entrando de esta manera en contacto con el cine. La fotografía la seguí ejerciendo, y así hasta ahora.

R. G. F.: ¿Puedes contarme cómo crees que ha evolucionado tu carrera profesional como cineasta desde entonces?

Eduardo: Pues es un poco largo de contar, pues son 35 años de mi vuelta de Madrid. La misma noche que llegué a Sevilla con una furgoneta prestada con todas mis pertenecías me ofrecieron un trabajo en el IFA (Instituto de Fomento de Andalucía) para crear la primera empresa pública que atendía al cine y al audiovisual en Andalucía, la Productora Andaluza de Programas (creada antes que Canal Sur), de ahí fui pasando por distintas etapas en la Administración siempre atendiendo al cine andaluz, hasta que en 2006 me nombraron director del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva hasta el 2014. Después dirigí varios documentales, el Almería Western Film Festival (AWFF) y mil bolos entre medias. Actualmente sigo con los documentales y asesoro a Spain Film Commission.

R. G. F.: Tu intensa trayectoria en el sector audiovisual transcurre principalmente en Sevilla. ¿No has dejado para nada tu tierra, Andalucía?

Eduardo: Mi hogar siempre ha estado en Sevilla, pero por mi trabajo en la Administración he ido desarrollando mi actividad profesional en distintos proyectos por toda Andalucía. Por ejemplo, colaboré estrechamente con la creación del Centro Andaluz de la Fotografía (CAF) de Almería, con Manuel Falces. Fuera de Andalucía: mi etapa de Madrid, también he estado mucho por motivos laborales por Iberoamérica.

R. G. F.: ¿Qué es lo que más te interesa de la fotografía?

Eduardo: Lo que más me interesa de la fotografía, como a ti, es el retrato pues combina el arte fotográfico con la psicología, tanto para crear el ambiente que predispone al retratado como por el momento en el que se dispara para captar un pedacito de la esencia del sujeto. Ahora me interesa mucho la fotografía documental o la fotografía al servicio de un proyecto conceptual. La fotografía preciosista técnicamente perfecta nunca me ha interesado, aunque respete y valore a grandes fotógrafos en ese camino. Estoy totalmente imbuido en los postulados de la post-fotografía. Actualmente estoy muy ilusionado con un proyecto de dípticos con un pintor, David Panea.

R. G. F.: Durante ocho años dirigiste el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. ¿Cómo entraste a formar parte del festival y qué te llevó a hacerlo? ¿Y qué es lo mejor y lo peor que te has llevado de él?

Eduardo: Entré a formar parte por una terna que creó el Patronato del festival, que al final con el aval de gente que me conocía bien, pensaron que podría hacerme cargo con éxito del asunto. El festival en ese momento estaba hundido, no tenía ninguna relevancia y otros muchos festivales codiciaban el filón iberoamericano. Por si fuera poco, me tuve que enfrentar a sectores onubenses agoreros y pesimistas… Pero al final tuvimos una época realmente dorada y un resurgimiento espectacular, pues si bien tenía un mal presente si gozaba de un ilustre pasado que yo conocía muy bien, y en eso y algunas novedosas medidas me apoyé para salir adelante, dentro de la terrible crisis del 2008, y superando un cáncer, entre medias. Lo mejor, la gente fabulosa que conocí aquí y en países de ultramar. Lo peor, la ingratitud, no me dieron ni un bolígrafo grabado de recuerdo en una cena de despedida (quizás algún día lo hagan, aunque no tengo muchas esperanzas).

R. G. F.: También fuiste director del Almería Western Film Festival (AWFF) entre 2019 y 2020. ¿Qué me puedes decir sobre esta etapa?

Eduardo: Pues mira, para mí fue una etapa muy estimulante, aunque creo que finalmente no hubo entendimiento entre los organizadores del festival y yo. Yo no soy un experto en wéstern y, aunque me he criado con él, nada que ver con la gente que por allí pululan. Lo que sí te puedo decir es que soy un experto en festivales y acontecimientos cinematográficos. Mi entusiasmo con el desierto de Tabernas y su festival viene dado que son una localización espectacular y magnética y un evento único, diferenciado del resto de festivales y con un tremendo atractivo, que puede ser alzado como un destino de proyección nacional e internacional para los amantes del género y metido en los grandes recorridos de los acontecimientos cinematográficos. Yo por mi parte conseguí que en 2020 la Academia de Cine Europeo, cuyo nombre en inglés es European Film Academy (EFA), reconociera al desierto de Tabernas como Tesoro de la Cinematografía Europea. Por otro lado, presenté en el festival dos jurados realmente potentes, además me esforcé en conseguir patrocinios, aunque eso es una labor de largo recorrido... Mi mayor dedicación era contactar con grandes distribuidores para que nos tuvieran en consideración. En ese camino andábamos cuando llegó la pandemia y la falta de entendimiento. En fin, tengo un buen recuerdo y lamento no haber podido avanzar más en el proyecto.  

El director de festivales y productor y director de documentales, Eduardo Trías El director de festivales y productor y director de documentales, Eduardo Trías

El director de festivales y productor y director de documentales, Eduardo Trías / Rubén García Felices

R. G. F.: Una curiosidad. ¿Cómo hacíais para puntuar todos los trabajos que se presentaban y seleccionar a los ganadores en este festival?

Eduardo: No hace falta ser un experto en wéstern para valorar el buen cine, así pues, recibíamos películas y entre todo el equipo íbamos desbrozando lo que más interesaba.

R. G. F.: ¿Crees que el AWFF debiera apostar más por los proyectos filmados en Almería?

Eduardo: Siempre me ha gustado, tanto en Huelva, como en Tabernas, dejar claro mi pensamiento en ese aspecto. Por una parte, tú tienes el privilegio, la suerte y la fortuna de tener un festival en tu localidad, pero el mayor beneficio para tu comunidad es hacerlo cuanto más grande y amplio mejor. Por otra parte, la gente local que hace cine o las producciones que ruedan en tu territorio hay que tenerlas siempre en consideración y ubicar esas producciones en función de su calidad, un festival es un acontecimiento con muchas secciones donde todo puede tener cabida. El ser generoso y considerado, en definitiva, te hace fuerte y querido.

R. G. F.: En comparación con otros festivales de género (de cualquier temática) con sede en el país. ¿En qué destaca el de Almería? ¿Y en qué falla?

Eduardo: El de Almería destaca en tener un desierto real que está allí, con una fuerza y magnetismo brutal. Un día bromeaba con mis amigos de Sitges: vosotros estáis en lo alto porque lo hacéis muy bien, pero los zombis son de maquillaje. Los poblados de Tabernas son excepcionales, sobre todo los de mis amigos Rafael Molina (Fort Bravo - Texas Hollywood) y José María Rodríguez (Oasys MiniHollywood); y en cuanto a la entrega de la población también es notable. Lo único que mejoraría es una mayor amplitud de miras y una mayor ambición.

R. G. F.: ¿Cuál es la anécdota más curiosa que te ha ocurrido en el desierto de Tabernas?

Eduardo: Lo más pintoresco que me ha pasado es que en una ocasión me adentré de más en el desierto y una piedra que surgió de la nada me dejó varado el coche. Vi un precioso anochecer y avancé un poco, José Díaz, el alcalde de Tabernas, me decía: "pero si eso ni siquiera llega a ser desierto". Aguanté todo lo que pude y lo intenté todo, pero al final tuve que pedir auxilio y José llamó a los municipales y a un entendido, y entre todos pudimos sacar el coche, no sin esfuerzo. Kiko Medina, el gran productor almeriense que nos dejó precisamente en las fechas de la edición del festival en que yo le había nombrado jurado, me dijo en una ocasión, "ten cuidado con el desierto que es muy traicionero, los que lo conocemos lo sabemos bien". Tengo un entrañable recuerdo de él.

R. G. F.: ¿Por qué te decantas por el género documental para tus producciones audiovisuales?

Eduardo: Es un género que me encanta. Yo soy de los que ve los documentales de La 2. Un día comentaba con un amigo que todos los “ex” de grandes festivales cinematográficos hacían después documentales, y que yo estaba preocupado por romper la tradición. Pero para sorpresa mía, unos días después de esa conversación recibí una llamada de otro amigo mío, del productor Pedro Pinzolas, que me propuso lo que mejor me podía proponer nadie, rodar una serie documental sobre la historia del cine independiente en Andalucía. Te estoy hablando de hace ya unos cuantos años.

R. G. F.: Háblame sobre esta serie documental tuya, Rodar en andaluz.

Eduardo: Rodar en Andaluz nos cuenta por décadas la historia del cine independiente en Andalucía. Es una serie que de un modo ameno relata como aparece el denominado cine andaluz y una incipiente industria que será el germen y origen de nuestra actual industria... pequeña pero llena de talento y buenas producciones y profesionales. Lo mejor de la serie es que a todos los que se entrevistan son amigos y de un modo u otro de lo que cuentan yo estaba allí, con lo cual ha sido un ejercicio fantástico de dejar glosado lo que supuso el fantástico esfuerzo de auténticos amantes del cine que crean algo en su tierra donde no había una tradición ni instrumentos para conseguir lo que luego con los años han sido sus logros.

R. G. F.: ¿Qué es lo mejor que ha hecho el cine andaluz en las últimas décadas?

Eduardo: No tener ni el más mínimo complejo. Y en cuanto a los cineastas andaluces, ser apasionados, universales y creativos.

R. G. F.: ¿Tiene buena salud el cine andaluz?

Eduardo: Acaban de salir los nominados a los Premios Goya 2023. Catorce nominaciones a Modelo 77 (2022) de Alberto Rodríguez con su equipo. En la especialidad de documentales ha sido nominada Laura Hojman. El cine andaluz y sus profesionales están que se salen. El asunto es que con las plataformas y alegorismos cada vez es más difícil hacer un cine personal y de calidad… a ver qué pasa en un futuro próximo.

R. G. F.: Haciendo lo propio como padrino este año de la VIII edición del Festival Mal del Cap, el pasado mes en la Librería Sa Cultural de Ibiza ofreciste una muy interesante charla con el título "Acontecimientos cinematográficos en los tiempos del metaverso". ¿Me puedes decir cuál es el mensaje que quieres transmitir?

Eduardo: El mensaje es muy sencillo: los festivales tal y como los conocemos tienen los días contados. Ahora la gente va a acontecimientos multidisciplinares que se convierten en una experiencia total, global y plena. Mal del Cap tiene la isla de Ibiza, y Almería su costa y el desierto de Tabernas, son buenos mimbres para un buen cesto.

R. G. F.: Y para finalizar con la entrevista. ¿Crees que el cine es importante en la educación de la juventud?

Eduardo: Fundamental y más en los tiempos que corren. La educación, como en todo, crea el criterio y permite la evaluación, la valoración y la libertad. El cine es un vehículo de primer orden para llegar a la gente y en especial a las mentes en aprendizaje, o sea, a la juventud. Ahí está su grandeza y su peligro.

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