Almería

Un grupo de almerienses sufre el terremoto en Marrakech: "No he vivido nada así en mi vida"

Un grupo de almerienses sufre el terremoto en Marrakech: "No he vivido nada así en mi vida"

Un grupo de almerienses sufre el terremoto en Marrakech: "No he vivido nada así en mi vida"

La catástrofe que anoche golpeó a Marruecos, un terremoto de magnitud 6,8 con epicentro en las montañas del Alto Atlas a unos 71 kilómetros al suroeste de Marrakech, ha causado al menos 800 muertes y casi 700 heridos, según los datos facilitados por el gobierno marroquí, que no descarta el incremento de esta negra estadística mientras trabajan en la zona afectada los equipos de rescate en una lucha contra reloj para encontrar supervivientes entre los escombros. Una tragedia que ha sorprendido a cientos de españoles que estaban disfrutando de unos días de vacaciones en este popular destino turístico del país vecino, una ciudad con una población de 840.000 habitantes.

Al menos un grupo de almerienses veinteañeros ha vivido en primera persona este drama de la naturaleza con terribles daños materiales y humanos y afortunadamente no han sufrido ninguna consecuencia más allá de una madrugada de pánico e incertidumbre por las calles de Marrakech. Estaban alojados en un hostal de la Medina, centro histórico de la ciudad, cuando el inmueble empezó a temblar. Era un tercer piso y la sacudida del seísmo fue violenta. "Estábamos en la habitación y empezó a temblar todo, duró como unos 20 segundos, pero se hicieron eternos. No sabíamos donde meternos ni qué hacer. No he vivido nada en mi vida como el terremoto de anoche", relata Javier Lorente, uno de los jóvenes de Almería que han vivido en primera persona la tragedia del país vecino.

A la izquierda a su llegada a Marrakech y a la derecha la noche del terremoto en la plaza A la izquierda a su llegada a Marrakech y a la derecha la noche del terremoto en la plaza

A la izquierda a su llegada a Marrakech y a la derecha la noche del terremoto en la plaza

"En cuanto paró bajamos por las escalera del hotel a la calle para ponernos a salvo por si había réplicas y vimos que el edificio de enfrente estaba derruido completamente. Miramos a la derecha y había una calle llena de escombros de las casas, no se podía pasar porque nos llegaban casi a la cintura". Javier Lorente recuerda que había mucho polvo en suspensión, como si fuera humo, y les costaba respirar. Con la ropa y el pelo blanco se desplazaron a la plaza de Yamaa el Fna porque era un espacio abierto sin riesgo de derrumbe. El panorama era desolador. "Apareció una mujer marroquí gritando con desesperación, suponemos que habría perdido a alguien, pero no la entendíamos. Y no era la única. Por el camino nos señalaban y nos decían a voces por donde salir de la Medina", comenta este joven de 21 años.

Este conjunto histórico declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco parecía haber vivido un bombardeo. "Sólo veíamos edificios derruidos y rajados. Las sirenas de policía y ambulancias tardaron mucho en escucharse, estaban desbordados". A los 20 minutos del primer seísmo, de magnitud 6,8 grados en la escala de Richter, se produjo una réplica pero apenas la notaron porque ya estaban en la calle. En su itinerario se encontraban con muchos españoles e incluso algunos turistas de Almería. Ya en plaza aguantaron un par de horas a la intemperie, rodeados de población autóctona y de cientos de turistas que se tapaban con mantas y cartones. Habían salido solo con el pasaporte y lo justo, necesitaban su dinero y pertenencias, así que volvieron al hotel. La pesadilla continuaba. Se lo encontraron cerrado. Los propietarios no querían que entrara nadie para evitar riesgos, por lo que se idearon un plan para recuperar sus maletas entrando por el edificio colindante porque la azotea permanecía abierta.

Billete de tren a Rabat

En su camino de vuelta a la plaza todo era caos, humo y escombros. Una imagen que no olvidarán nunca. Javier reconoce que tuvieron la suerte de no encontrar ningún muerto en su camino. Toda la noche estuvieron en contacto con las familias, padres y madres en vela durante la madrugada, compartiendo sus vivencias en una lenta agonía que no acababa. "Hoy ya están más tranquilos, saben que ha quedado en un susto y que no nos ha pasado nada". Gracias a una prima de uno de los jóvenes del grupo pudieron pasar la noche en la recepción de otro hotel en el que se alojaba y este sábado han emprendido la operación salida de Marrakech con un billete de tren a Rabat. En el norte permanecerán unos días a la espera de decidir si continúan con el viaje cuyo vuelo de regreso está fijado para el 16 de septiembre desde Tánger.

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