Tribunales

La pulsera GPS y la teleasistencia ubican al acusado de apuñalar a su exsuegra en el piso

Audiencia Provincial de Almería.

Audiencia Provincial de Almería.

La pulsera de geolocalización que portaba el acusado de haber matado a puñaladas al hermano de su exsuegra y de haber acuchillado a la misma en su vivienda de Roquetas de Mar, así como el servicio de teleasistencia del que la víctima era usuaria, sitúan al hombre en la vivienda donde se produjeron los hechos antes de ser detenido en el club de alterne donde se refugió con una caja de caudales que habría sustraído a la mujer.

Así lo han atestiguado los agentes de la Guardia Civil que han prestado declaración en la segunda sesión del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia Provincial de Almería, donde han incidido en que a través del sistema Cometa, que se emplea para garantizar la medida de alejamiento entre una víctima y su agresor, se pudo seguir la pista del acusado, ubicarlo en las horas clave en el lugar de los hechos y dar con su paradero.

El acusado, para el que la Fiscalía pide 45 años de prisión, pudo ser rastreado y ubicado en todo momento por la pulsera de geolocalización que portaba en su tobillo después de que fuera accionada tanto por su expareja, en un primer lugar, como por los agentes que acudieron a la vivienda de las víctimas.

El acusado no se habría arrancado el dispositivo hasta llegar al establecimiento en el que se refugió, en base a la investigación, lo que reveló la dirección en la que se encontraba. La pulsera fue hallada en el interior de la cisterna del aseo contiguo a la habitación en la que alojaba con una chica y donde fue sorprendido cuando se disponía a esnifar cocaína, conforme al testimonio de los agentes.

Para ubicar al acusado en el lugar de los hechos en el momento en el que habría apuñalado a su exsuegra y el hermano de ella, los agentes se valieron además de las grabaciones del servicio de teleasistencia con el que contaba la mujer, quien accionó el botón de llamada en el momento de ser acuchillada, lo que provocó que se iniciara una grabación y que una operadora contactara con la vivienda.

El sargento de la Policía Judicial de Almería que actuó como instructor del atestado ha explicado que en las grabaciones a través del servicio de teleasistencia se pueden escuchar los gritos de fondo de la mujer en el momento en el que se inicia la grabación, toda vez que el acusado habría sido el encargado de hablar con la teleoperadora, a la que habría referido que la llamada se había hecho "por error" toda vez que, mientras tanto, la víctima solicitaba auxilio a gritos.

"De fondo se escuchaba 'llama a la policía, me he muerto'", ha detallado el agente, quien ha apuntado que tras haber colgado, la teleoperadora hizo una segunda llamada en la que pidió al interlocutor hablar con su usuaria, a lo que este, quien se habría llegado a identificar como el "yerno" de la víctima y por su propio nombre, volvió a insistirle en que no pasaba nada, con evasivas como que la mujer se encontraba en el baño y que llamaría más tarde.

La propia mujer relató que el acusado le arrebató el botón de teleasistencia para que no volviera a llamar después de que quedara semiinconsciente en el dormitorio de su casa, donde se desencadenaron los hechos. La misma versión ofreció a uno de los agentes cuando fue interrogada en el hospital al que fue trasladada para conseguir asistencia sanitaria.

El instructor del atestado ha incidido además en que las grabaciones de las cámaras de seguridad que captaron al acusado durante la secuencia de hechos revelaron que el mismo portaba una riñonera y la caja de caudales reconocida por la hija de la víctima como el lugar en el que esta guardaba su pensión.

Así, las imágenes habrían captado al acusado tanto en el garaje del inmueble donde se situaba la vivienda como a su llegada al club de alterne, dentro del mismo municipio, donde finalmente fue detenido en posesión de la caja, unos 300 euros en efectivo y salpicaduras de sangre en sus zapatillas y en los pantalones, según el reconocimiento practicado.

Los agentes que han declarado han coincidido en que, en el momento de su detención, el acusado se encontraba "tranquilo" y "sereno", sin que mostrara ningún grado de agitación más allá de que, según algunos de ellos, pudiera parecer "ido". El agente que habló con la chica que acompañaba al acusado en la habitación ha relatado, además, que esta le aseguró que el hombre miraba por la ventana de la habitación cada vez que escuchaba una sirena de policía.

EL ARMA SE HALLÓ A LOS DIEZ DÍAS

De otro lado, el agente de la Policía Científica que realizó la exploración de la vivienda ha constatado las circunstancias en las que se hizo la inspección ocular de la estancia, en la que inicialmente no se encontró el cuchillo de cocina de grandes dimensiones que se empleó en el ataque y que fue hallado por la hija de la víctima a los diez días en el fregadero de la casa.

"Estuvimos tanteando en los garajes, en las zonas comunes, en los ceniceros y no aparecía el cuchillo", ha reconocido el instructor mientras que el agente encargado de inspeccionar la casa ha reconocido a preguntas de la defensa que no se pudo acceder a la cocina, abierta hacia el salón a través de una barra americana, debido a la cantidad de enseres que había en ella, por lo que se fotografío desde fuera.

Así, ha explicado que de la exploración que se hizo de la escena del crimen no se encontraron indicios de forcejeos o peleas, ya que incluso la víctima mortal se encontraba sentada en un sillón. "Tenía heridas en la camiseta, daba sensación de que no le dio tiempo a levantarse o que ya sentado le produjo las heridas", ha descrito.

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