La consulta del especialista

En abril, problemas mil

  • Con el cambio de estación llega también el de hora, la astenia o las alergias, circunstancias que desacompasan el organismo si no llevamos un ritmo de vida ordenado

Un conductor se suena en su coche.

Un conductor se suena en su coche.

Ya lo dice el refrán: “la primavera, la sangre altera” y como todo el refranero, parte de razón lleva. En ese trimestre se juntan varios factores que pueden convertir esa estación del año en un verdadero calvario, a saber:

-El cambio de hora: puede parecer una tontería, pero el hecho de adelantar una hora el reloj el último domingo de marzo conlleva una serie de trastornos por el simple hecho de incrementar la exposición a las horas de luz, un peor descanso al acostarnos más tarde, cenas a horas tardías y sobre todo el cambio de rutina que arrastrábamos desde el invierno.

-Astenia primaveral: es el cansancio y la fatiga que puede afectarnos sobre todo las primeras semanas. Puede llegar a afectar a más de la mitad de la población. Es como si nos faltara energía para realizar las actividades de la vida diaria. Este cansancio no sólo es físico sino también intelectual.

Puede ser que nos cueste más concentrarnos, que se nos olviden cosas o cometamos errores poco habituales. Es como un bucle. Peor descanso, más fatiga, menos capacidad física y mayor cansancio mental. Otros síntomas asociados a la astenia primaveral es el dolor de cabeza también llamada cefalea tensional, más frecuente al final del día y que provoca sobre todo dolor en la zona de la nuca.

Los antihistamínicos pueden provocar somnolencia y dar lugar a más cansancio

Dificultad para conciliar el sueño, alteraciones en la libido con la consiguiente pérdida de apetito sexual, ausencia de motivación e ilusión para acometer nuevos proyectos. Puede llegar a ser preocupante y confundirse con otro tipo de problemas o enfermedades de mayor entidad como el inicio de una depresión. Pero lo verdaderamente importante es que todas estas circunstancias inducen en el organismo humano una serie de mecanismos que alteran la regulación de los ritmos circadianos mediante un cambio en la secreción de determinadas hormonas: endorfinas, cortisol, melatonina, etc.  Tales alteraciones hormonales ocasionan una alteración de los ritmos biológicos, que deben adaptarse a las nuevas condiciones ambientales, más exigentes en el consumo diario de energía. Es como si el organismo despertara de un letargo invernal, marcado por las bajas temperaturas y las pocas horas de luz diurna.

-Alergia: La primavera es una época propicia para hacer ejercicio. Las temperaturas suben, en clima mejora y apetece salir a dar un paseo. Sin embargo, si el otoño-invierno ha sido lluvioso, el número de partículas alergénicas en el ambiente se dispara. Si la primavera es seca, el ambiente seco predispone a que se produzcan reacciones alérgicas y crisis de asma. Hubo una época en que se disuadía a hacer ejercicio con asma y se les decía que se tomasen las cosas con calma. Eso ya no ocurre, de modo que practicar deporte no solo ayuda a que un niño asmático esté en forma, mantenga un peso saludable y se divierta, sino que también puede fortalecer los músculos respiratorios. Puede haber un 10-25% de la población infantil y juvenil que sean candidatos a padecer asma en la población española.

-Época de exámenes: Se acerca la hora de la verdad y es en esta época donde los estudiantes deben rendir cuentas y demostrar todo lo que saben. En un par de meses tendrán los exámenes finales y deberán pasar horas sentados delante de los libros, los folios y los apuntes. Con todo lo expuesto anteriormente, si hay cansancio, pérdida de concentración y rendimiento, la ansiedad comenzará a llamar a la puerta con la consiguiente aparición del mayor enemigo de un estudiante: la duda y el miedo a suspender.

¿Cómo podemos prevenir todo esto?

-Marcarse un período de adaptación previo al inicio de la primavera como por ejemplo un par de semanas antes. Debemos cenar un poco antes para no ir a la cama demasiado pesados; incrementar las horas de sueño acostándonos antes, apagar los móviles y las tablets al menos una hora antes de la hora de dormir, así como bajar la intensidad del brillo de la pantalla al mínimo.

-Ejercicio físico moderado: No puede faltar porque va a hacer que nuestro descanso sea más completo y placentero, mejorando la calidad del sueño. Además, se liberan neurotransmisores básicos para mejorar nuestro estado de ánimo como son la serotonina y la dopamina, dos antidepresivos que se pueden generar en el cerebro cuando se realiza ejercicio físico mantenido.

Debemos cenar un poco antes para no ir a la cama demasiado pesados; incrementar las horas de sueño acostándonos antes, apagar los móviles...

-Alimentación e hidratación adecuada. Es otro aspecto básico. Debemos evitar comidas pesadas, alimentos ricos en grasas y que sean difíciles de digerir. En cambio, ensaladas, pasta, cremas de verduras pueden ser una alternativa saludable. El huevo es un alimento rico en triptófano lo que nos va a ayudar en la regulación del sueño. El consumo de pescado o frutos secos son alimentos completos por sí mismos que pueden complementar la dieta. Por otro lado, beber agua es clave. Con el incremento de las temperaturas, sudaremos más y si no reponemos electrolitos bebiendo con regularidad incluso sin tener sed. Deberemos tener cuidado con el consumo de alcohol, el café y de tabaco que son grandes enemigos de la astenia primaveral.

Pruebas de la alergia. Pruebas de la alergia.

Pruebas de la alergia.

-Ojo con los antihistamínicos: para todas aquellas personas cuya alergia se acentúa en esta época, la toma de esta medicación que sirve para paliar la sintomatología como nariz congestionada, ojos llorosos o picor de garganta. Pero estos fármacos pueden provocar somnolencia, incrementando la sensación de cansancio, y que la astenia se apodere aún más de nosotros.

-Llevar un ritmo de vida ordenado donde debe prevalecer el descanso adecuado y que haya equilibrio entre trabajo-familia-ocio-deporte. De esta manera, la primavera no alterará nuestro organismo, nuestra mente y por tanto, nuestro rendimiento.

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