Hace unos días la producción Una historia de amor resultó premiada en el Festival de Cortos que todos los años organiza EUSA en Sevilla. En concreto, se alzó con el galardón al mejor guión. Pilotando la obra, en varios apartados además, ha estado Jaime García Mateo, un jovencísimo proyecto de cineasta almeriense.

El certamen, que es un clásico anual en la programación de la primavera sevillana, se celebró en el cine Zona Este de la capital hispalense y contó con las actuaciones de Clara Cremades y Ángela Ríos, tras las correspondientes sesiones de alfombra roja, photocall, proyección de obras y entrega de premios.

Una historia de amor narra la intrigante toma de conciencia de un asesino, que va reconstruyendo la genealogía de sus crímenes, inconscientes al principio, planificados y a sangre fría con el paso del tiempo. Se inicia muy pronto, durante su misma infancia, cuando mata a su propio hermano, todavía bebé en la cuna.

Con el transcurso de los años, su instinto asesino vuelve a cebarse en seres de su entorno emocional inmediato, su amigo íntimo, su novia. Todos esos crímenes comparten otra extraña y sorprendente constante. Los cuerpos de las víctimas, ocultados debajo de la cama, desaparecen a la mañana siguiente de manera misteriosa. En el último de sus crímenes, el de su propia madre al celebrar su cuarenta cumpleaños, algo ha cambiado de manera drástica. A la mañana siguiente el cadáver sigue en su lugar. Nadie lo ha retirado de debajo de la cama. Es en ese momento cuando cae en la cuenta de que toda su trayectoria delictiva ha estado recubierta por esa historia de amor que da título al corto, la de su madre encubriéndolo.

El trabajo ha sido una de las grandes sensaciones del certamen, entre otros motivos porque se ha gestado en condiciones algo más que adversas. Ha tenido que sortear dificultades severas, hasta el punto de verse obligado a cambiar varias veces de orientación y reconstruirse en apenas semanas, con nuevos actores, nuevas localizaciones e incluso cambios muy sustanciales en el guión finalmente galardonado. El jurado premió la historia contada.

Pero entre los intangibles muy probablemente debería haber otorgado otra mención a la constancia y la perseverancia de este joven almeriense que, finalmente, consiguió conformar un equipo exitoso, integrado por Álvaro Requena, Juan Sierra, Matías Ramos, Candela Sánchez, Daniela Vázquez, Pilar Muñoz, Josan y María Aragón.

Jaime García Mateo ha estado presente en todos los apartados del corto, además de ese diligente trabajo de producción. Entre sus contribuciones destaca, por la repercusión que luego tuvo, su participación en ese guión que recibió el reconocimiento del jurado.

Es un reconocimiento muy modesto, pero un impulso para un Jaime García Mateo que proseguirá con su formación en Sevilla, aunque con la cabeza llena de ideas e inquietudes. El siguiente proyecto, al que está todavía dándole forma, es un documental sobre la inmigración andaluza en Cataluña. El tiempo dirá, aunque el premio reciente, sin duda, es un estímulo gratificante.