República de las Letras

Almería por la Plaza Vieja

¿Es que hay que ser de izquierdas para ver lo que está ocurriendo en Almería con los árboles?

Ya se ha opinado desde todos los ángulos sobre el despojo de la Plaza Vieja que el Ayuntamiento pretende. Y, es curioso, los de derechas ven bien -cuando menos, se callan- que corten los ficus y las palmeras. ¿Es que hay que ser de izquierdas para ver lo que está ocurriendo en Almería con los árboles? Parece que el Ayuntamiento ha tomado a los árboles, sean los que sean, como sus grandes enemigos. Ya dije la semana pasada que son un gasto. Un gasto de esos que no se ven, que no reportan votos. Hay que podarlos todos los años, ponerles riego por goteo, barrer y aspirar las hojas que tiran permanentemente, hacerles alcorques adecuados… Eso vale dinero. Y no trae votos. Pensando así, ¿para qué, entonces el Parque Nicolás Salmerón? ¿Para qué todos esos ficus y palmeras de la Rambla Federico García Lorca? En cuanto al Monumento a los Coloraos, es toda una bofetada en la geta de los que, aunque se dicen liberales, no soportan ver a diario el homenaje a unos radicales que se rebelaron contra las leyes establecidas -la monarquía absoluta- como en nuestros días han hecho los independentistas catalanes. Además, ¡lo pusieron los socialistas! Sin ese monumento, sin esos árboles, pavimentada de mármol como la Plaza de la Catedral -horrible-, llena de mesas de bar con anuncios de colorines y cortado el deambulatorio bajo los arcos por ese llamado hotel con encanto que se ha apropiado de una buena parte de ellos -previo pago, eso sí, que pagando todo es legal y posible-, con tal pérdida de su aspecto tradicional, la Plaza Vieja ya no será la Plaza Vieja. Pero tampoco será ninguna plaza mayor. Pues, ¿y los edificios? No son sólo los edificios el atractivo que debe tener la ciudad. También su ambiente, sus sombras en verano, su confortabilidad para el paseo a pie. Su atractivo consiste en todo el conjunto. El alcalde dijo en este periódico que iba a explicar el proyecto. También debería explicar otras cosas, como lo del espantoso Mesón Gitano -más de cinco millones de euros en ese monstruo- y el barrio árabe encontrado en el paraje, la aplicación de aquellas sentencias judiciales que anularon las multas de la zona azul, el continuo retraso de las obras del Ayuntamiento y del Hospital Provincial, la suciedad imperante en los barrios -alrededor de la Alcazaba, por ejemplo- o la nula conservación de la muralla de San Cristóbal.

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