La tapia del manicomio

Apocalipsis

El ministro francés de Sanidad ha recomendado que la gente no se estreche la mano. La fin del mundo.

Una dura medida contra el coronavirus se acaba de implantar en Francia: el ministro francés de Sanidad, Olivier Veran ha recomendado -de momento no lo ha prohibido- que la gente no se estreche la mano. La fin del mundo. Un francés que no te da la mano cada vez que te ve, aunque te vea veinte veces al día, ni es francés ni es ná. Y si está chungo darse la mano, ¡qué decir de la costumbre francesa de darse tres besos, que debe ser diez o doce veces más peligroso que darse la mano!. En España, como sólo nos damos dos besos, tenemos un treinta y tres por ciento menos de peligro de contagio a través de ósculos. Y no sólo de que se nos pegue la nueva gripe esta, o lo que sea; por medio del contacto se nos puede pegar cualquier otro virus, bacteria, bacilo, hongo o la miseria, que ya dice el sabio refrán que "todo se pega menos la hermosura".

Aunque lo más peligroso, y que ya nos está metiendo las cabras en el corral, es el "cinguilleo", como le decimos aquí al moverse más que un garbanzo en la boca de un viejo. El virus -los virus, bacterias, etc.- siempre han viajado por el aire, pero ahora lo tienen más fácil porque se suben a todos los aviones del mundo, y encima sin pagar. Esa velocidad de crucero que ha cogido el bicho no es nada comparado con la rapidez con que se nos viene encima un nuevo apocalipsis: si malo es que se pierdan las buenas maneras al saludar, peor es la ruina que tenemos encima. La aviación comercial, si no tenía bastante con las acusaciones de grandes contaminadores, ahora le cae encima el miedo a volar del personal acojonado (que es la mayoría). El turismo, tan ligado a los viajes, también lo tiene claro. Eso sí, el calentamiento global lo agradecerá, aunque no sabemos si quedará alguien para respirar y para contarlo. Si hacemos caso a los telediarios, tertulias y demás comunicadores de desgracias (que ya son casi todos), sobrevivir va a ser más raro que ganar el euromillón. No menos dura está siendo la tragedia de las bolsas. Hace milenios, o sea ocho o nueve años, que las bolsas no bajaban diez o doce puntos como ahora. Y eso que la debacle no ha hecho más que empezar. Esto es lo que más aflige a la sociedad en conjunto, que se ve que se pasa la vida pendiente del meneo de los casinos especuladores mundiales. Aunque de todas formas, si vamos a estar todos liquidados por el terrorífico ejército de virus, bacterias, bacilos, hongos y tertulianos, que más nos da lo que ocurra en Wall Street.

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