Centralismo sin fin

Somos muchos los que estamos hartos de esa majadería de que "Madrid es españa y España es Madrid"

Estoy seguro de que somos muchos los que estamos hartos de esa majadería de que "Madrid es España y España es Madrid", aun cuando estemos de acuerdo en que "hacer daño a Madrid es hacer daño a España", como lo es "hacer daño a mi pueblo (sea el que sea) es hacer daño a España". Lo segundo vale porque hacer daño a una parte tiene repercusiones negativas en el todo, mientras que la primera afirmación, esa identificación de España con Madrid, ni siquiera vale como una sinécdoque mediocre. Pero no es lo más grave el que alguien, con un desparpajo casi insultante, lo haya dicho. Lo más grave es que hay muchos que lo creen y que Ayuso no hizo nada más que reproducir lo que muchos piensan, aun cuando ya no se hable de "provincias". Es un estado de opinión que ha hecho explotar la paciencia de otros muchos. Porque detrás de la afirmación verbal están los funestos resultados al ver la deficiente atención que se presta a los problemas periféricos. Y es posible que, hartos, hayan terminado por "rebelarse". La primera puesta en escena formal ha empezado por "Teruel existe"; pero ese ejemplo ha sido fructífero. Han surgido otros movimientos similares que se están preparando para las próximas elecciones y que esperarán obtener un éxito similar. En principio habría que saludar la iniciativa con esperanza. Tal vez así consigan atraer la atención de los gobernantes. No obstante, es posible que no funcione igual en todos los casos; al haber tantas plataformas distintas con intereses concretos diferentes su influencia directa en el gobierno central para la consecución de sus objetivos disminuirá. Me temo que sea muy difícil coordinar las peticiones, anular la posible rivalidad. Por otra parte, hay experiencias que dicen que los centralismos no tienen límites. Es decir, soslayado el centralismo nacional encontramos el autonómico: ahí también aparecen niveles de atención diferentes dependiendo de la ubicación. De hecho, tenemos buenas experiencias del asunto en Almería, donde se critica, y con razón, el centralismo sevillano. Y ¿acaso no existen también fuertes desequilibrios entre las capitales de provincia y los pueblos que la componen? En los pueblos sabemos algo de ese tema. Y así podríamos descender hasta el infinito. El máximo nivel de desigualdad, sin embargo, lo encontramos al llegar a los individuos. En todas partes siempre habrá individuos de los que tengamos que decir que "también existen".

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