Crónica de un suceso inexplicable

A principios del siglo XIX tuvimos en nuestra provincia un investigador de lo paranormal

Puesto que no solo del estudio de la psique se nutre el hombre hoy he decidido cambiar el tercio. Adentrémonos en nuestra provincia y disfrutemos de una historia con aires de folletín y pasaje bíblico. Las crónicas locales mencionan a un personaje curioso, que vivió allá por el siglo XIX. Nos referimos al presbítero Antonio Flores. Si bien la información sobre él es escasa parece ser que el buen cura combinaba sus funciones de Ministro de la Iglesia con las de investigador de lo paranormal. Porque sí, desde siempre han existido cronistas de lo imposible, testigos de lo sobrenatural y notarios de lo inexplicable. Y la mayoría de ellos, dicho sea de paso, más rigurosos que el gurú milenario de tupé imposible que ahora adoctrina desde la gran pantalla.

Volviendo al tema que nos ocupa han de saber, mis curiosos lectores que, entre polvo y olvido, aún aguarda una obra tan desconocida como su propio autor. En “Acontecimientos extraños” Don Antonio desgranó con sobriedad una mezcla de capítulos costumbristas con episodios donde describía fenómenos para los que la ciencia del momento, incluso la de ahora, no tienen una respuesta contundente. Así, entre curaciones milagrosas y avistamientos de luces nocturnas nos encontramos con una inusual lluvia en el pueblo de Albox.

El 15 de julio de 1804 los vecinos de esta noble villa contemplaron atónitos como sus calles y campos se llenaban de peces que caían del cielo. Aunque las crónicas recogidas por las autoridades locales, legajos que después alimentaron al sacerdote, no detallan las especies que llovieron ese día, yo me imagino que el pueblo se llenó de jureles y boquerones. No debieron caer gambas rojas de Garrucha porque eso seguro que hubiera merecido un capítulo específico.

Bromas aparte aquello marcó un hito en la historia local. Aún hoy queda gente mayor que se hace eco de aquel suceso que está documentado en otros lugares del planeta. Se especula que una suerte de tornado puede succionar cantidades importantes de agua de ríos o mares (con sus habitantes) para luego descargarlas en otro lugar no muy alejado.

Realidad o leyenda el día en que llovieron peces en Albox mereció la atención de nuestro detective del misterio. Les invito a tomarse un minuto, imaginar la escena y su posterior investigación por nuestro buen cura que, igualmente, se pasea por la Historia de Almería cubierto a medias con el velo de lo figurado.

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