República de las Letras

Empleado a la fuga

Esto viene de la reforma laboral de Rajoy y de ciertos empresarios que consideran al trabajador como mera mercancía

Siempre refiero, cuando de empleo se trata, una pequeña escena que presencié no hace tanto en un conocido bar de mi barrio. Un tipo se unió a otros en la barra y, a voces, como solemos con frecuencia, para que todos se enteraran -cómoda situación ésta que crean estos vociferantes: buscan el apoyo tácito de los oyentes vedándoles a la vez la entrada en la conversación, con lo que no tienen oposición en lo que dicen- , a voces, digo, se quejó de que un empleado suyo, un conductor de camión, se le había ido y le ha dejado el vehículo parado. A ver, decía, a quién encuentro yo ahora para sustituirlo. Y todo porque el referido empleado se había hartado, le dijo a alguien, de cobrar tarde y mal, y como le había salido otro trabajo, pues bye bye. Pero en verdad el chófer no se podía quejar, y para demostrarlo el tipo sacó del bolsillo un puñado de nóminas del susodicho. Yo le he pagado, aseguraba, religiosamente cada mes. Mire, mire: 8 de septiembre, 10 de octubre, 12 de noviembre, 9 de diciembre… Todos los meses, oiga, todos los meses. Nadie respiró, pero todos le miraban con expresión de desaprobación o de escepticismo. Nadie le preguntó si, a la vez, había ido a Endesa para que no le cobraran la luz al empleado hasta el día 10 o 12 de cada mes; a Aqualia para que no le cobraran el agua hasta esa fecha; al concesionario de automóviles para que no le pasaran la cuota del coche; a la compañía de teléfonos para lo mismo; al banco para que no le cobrara al empleado la mensualidad de la hipoteca de su piso y a la comunidad de vecinos para el recibo mensual. Todos ellos, hasta después del día 12. O hasta el día en que al tipo aquel se le antojara pagarle la nómina al sufrido chófer que harto de estas tropelías se había ido a cajas destempladas. Y mucho era que no le hubiera exigido al muchacho darse de alta como autónomo -quizá sea difícil si es para conducir un camión ajeno-, pero cuántos hay, incluso empresas importantes y de sectores esenciales, que para darle empleo a quien sea le exigen se pague la cuota de autónomos y su seguridad social, cuando en realidad va a desempeñar un puesto propio de asalariado. Todo esto viene de la reforma laboral de Rajoy y el PP. Y de cierto tipo de empresarios que consideran al trabajador, no como parte esencial de la empresa -el 70% de la inversión-, sino como una mera mercancía. Pero, ¿y los sindicatos? ¿Qué hacen los sindicatos?

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