República de las Letras

Fracaso en Colón

Fracaso absoluto de las batallas que ocultan las realidades que están a la vista de todos. Civilícese la derecha

Fracaso absoluto de la extrema derecha y la derecha extrema en la Plaza de Colón de Madrid el domingo: 50000 personas secundaron el irresponsable llamamiento de Casado, Rivera y Abascal al odio y la crispación. La derecha institucional, el PP y C's, no ha tenido escrúpulos en unirse con los ultras marginales, Vox, Hogar Social, Falange y España 2000 en su intento de sembrar y extender el miedo entre sus propios electores y entre sus dirigentes locales, como tampoco en hacer lo que tan sólo unos días antes criticaba en otros, poner autocares y darles bocadillos a los cuatro exaltados que les han seguido. Ni siquiera la cifra que obscenamente ha divulgado Ciudadanos significa ni el más mínimo triunfo de la convocatoria: ni 200000 hubiese sido una asistencia suficiente ni un apoyo significativo a la política montaraz, agresiva y destructiva que las derechas han venido desarrollando las últimas semanas.

La gente no está por la labor. Nadie, por muy de derechas que sea, aprueba el lenguaje soez e insultante de Casado para con el Presidente del Gobierno. A nadie le gusta que a la segunda magistratura del Estado español se la vitupere y calumnie en declaraciones y mítines. Lo que la gente quiere, lo que necesita, son propuestas políticas concretas y plausibles que saquen adelante al país, que se ordenen a mitigar el paro, a mejorar la Sanidad y la Educación, a limpiar el prestigio del Poder Judicial, y no vituperios vergonzantes que emponzoñen la vida pública e institucional. Y menos si proceden de quienes se han pasado años robando el dinero público porque para eso estaban en política, para forrarse. Los españoles ya no somos menores de edad, ya no nos comen el coco fácilmente con graznidos ni con banderitas en las rotondas. Ahora escuchamos con mucha más atención a los que proponen soluciones a esta interminable crisis que, si ha pasado ya para los bancos rescatados con nuestro dinero, para nosotros, el pueblo normal y corriente de la calle, el pueblo que vota, se está haciendo interminable.

Así que fracaso absoluto de las batallas que ocultan las realidades que están a la vista de todos. Civilícese la derecha. Deshágase de la rémora de los populistas y de los dirigentes extremistas. Entone un mea culpa. Pida perdón por todo el daño causado, por todo lo robado. Y póngase a trabajar en las instituciones, en el Parlamento, con honestidad y responsabilidad.

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